Y es que está resultando una constante desde que comenzara el año 2012. Los retrasos están siendo continuos, y son más las voces de alarma que alertan de la posibilidad de llegar con problemas al 30 de junio.
Desde el club se sigue dando como única alternativa para la viabilidad del proyecto el ascenso a Segunda, pero mientras está preparado un 'plan b' por si no se lograra el objetivo, que conllevaría un ERE y un ERTE entre los empleados que está paralizado hasta saber en qué categoría estará el equipo la próxima temporada.
Además existe el problema añadido de las posibles denuncias de futbolistas, ya que debe estar la deuda saldada antes del 30 de junio para evitar un descenso administrativo. E incluso del 1 al 5 de julio, si no se está en Segunda, habrá que realizar un aval de 200.000 euros ante la RFEF para poder competir.