No es ya por el hecho de que el Cádiz no haya anunciado oficialmente ningún fichaje. El problema es que aunque la dirección deportiva del club maneja una amplia gama de posibles refuerzos, y pese a que la inmensa mayoría de los futbolistas de la categoría ven con muy buenos ojos el hecho de jugar en Carranza, muchos de ellos se están decantando por otras opciones debido a la incertidumbre que, a día de hoy, se respira en la entidad presidida por Florentino Manzano. No es el Cádiz el único club que se mueve entre dudas (la situación del Albacete, por ejemplo, es más delicada), pero competidores directos como el Cartagena están adquiriendo cierta ventaja en este sentido.
Algunos de los preferidos para reforzar el plantel ya han elegido otros proyectos, y es que el Cádiz tiene operaciones en stand by, a la espera de inyectar el capital que permita la aprobación de unos administradores concursales cada vez más desconfiados ante la falta de respuesta de Sinergy. El hecho de que todas las operaciones requieran el visto bueno de Pedro Pablo Cañadas, José Luis Molina y Pascual Valiente hace que todo vaya aún más lento.
No se trata de añadir pesimismo, ya que aún queda mucho verano por delante para confeccionar un plantel de garantías. Simplemente, esta especial coyuntura conlleva una realidad que en ciertos aspectos está siendo perjudicial. El diseño del cartel del próximo Trofeo Carranza es nada comparado con la misión que Gaucci y Antonio Manzano tienen por delante. Y es que no hay que olvidar que hasta el lanzamiento de la campaña de abonados (y su éxito o fracaso) está a expensas de los avances que puedan producirse en la planificación deportiva.