Carranza quiere seguir soñando

 
Vuelve la Copa de SM el Rey al Ramón de Carranza, y lo hace entre dos aguas. Atrás queda el mar de dudas que dejó el Cádiz ante La Roda en el último partido en el coliseo gaditano, y en el horizonte, el agua bendita que supondría para las maltrechas arcas amarillas la visita de un primera en las siguientes rondas.

Para el sueño copero, Antonio Calderón contará con toda su plantilla a excepción de Servando, aún convaleciente de la lesión, y Jona, con su selección en la Copa Centroamericana. Este partido servirá para que el técnico gaditano siga dando minutos a una plantilla en la que todos tienen nivel suficiente para ser titular. “En el medio del campo tenemos jugadores muy importantes, puede jugar cualquiera y daremos un buen nivel”, decía ayer el gaditano. Por sus palabras se avecinan cambios en el once. Incluso Andrés Sánchez, tras sus problemas en el tobillo, podría tener sus minutos ante el CD Lealtad según las palabras del técnico.
El rival, aunque es de la misma categoría, está muy por debajo del club amarillo en cuanto a historia, presupuesto y potencial. Para los asturianos, la permanencia en Segunda B sería un acontecimiento para recordar. En cambio, los amarillos solo buscan huir de una división que cada año se le hace más infernal.
Pero el sueño copero es otra cosa. Lo que ocurra en el campo poco o nada tendrá que ver con las ambiciones de los dos equipos esta temporada. El CD Lealtad llegará con la ilusión de dar la sorpresa en Carranza. Para ello no contará con Sergio Villanueva y el portero Rafa de Diego por motivos laborales, por lo que Javier Rozada solo tendrá un portero para la cita copera.
Los socios entrarán gratis a la cita. A las 21:00 horas el Carranza dictará sentencia en la segunda ronda de una Copa a la que se le ha dado mucha importancia desde el club. En el primer partido ante el San Roque, bautizado por Vizcaíno como “el partido más importante de la historia cadista”, los amarillos vencieron con comodidad ante un conjunto de la misma categoría. El rival de hoy, a priori, es netamente inferior, pero con el recuerdo reciente de La Roda, pensar eso sería toda una temeridad.