¿Lo notan? El corazón marcha este domingo un poco más deprisa. No se asusten ni vayan a urgencias. Es cadismo, y no tiene cura. No tiene cura porque la enfermedad es endémica, crónica...Arraigada a una ciudad que ya hace 115 años que no sabe vivir sin ese escudo. Un trastorno que sufre el gaditano casi desde la cuna. El síntoma más evidente es la alegría, y la medicina se recibe cada quince días en Carranza para moderarla.
Pero este domingo no hay quien modere esta pasión. Ni cinco años en el infierno han podido contrarrestar esa manera única de vivir la vida...y el fútbol. El cadista ama sin condiciones. Es leal a su equipo a pesar de que éste siempre le ofreció más penas que glorias. Y todo porque la mayor virtud del aficionado amarillo es su regocijo constante en los triunfos, en los escasos triunfos de su historia. Hoy, mientras usted camina hacia el estadio, solo recordará aquella tarde de Las Palmas, aquel ascenso en Irún, la inolvidable jornada de Chapín, o si tiene un poco más de experiencia se recreará en el ascenso ante el Elche o en aquel lejano 4-0 al Barcelona. No habrá más en su pensamientos, a lo sumo, hará castillos en el aire de la que se puede formar en Carranza.
Allá por junio del 2010, cuando Amoedo Chas pitaba el final del partido ante el Numancia, todos en Carranza sabían que de nuevo comenzaba la pesadilla. Pero el tiempo pasa, y ahí estamos de nuevo, a noventa minutos de volver al cielo. A solo unos instante de vivir un partido que puede pasar a formar parte de esa memoria selectiva que todo cadista guarda.
El escenario es único, y el rival también, el Real Oviedo. Aunque en los últimos días la previa ha ido añadiendo ingredientes a un partido que no los necesitaba. Garrido no es Maradona por mucho que se empeñen en Asturias. Y la vía que tomó el Cádiz CF es la que cualquier club -incluído el Oviedo- hubiera tomado. Ante tanta protesta y tantos recursos apareció la que nunca falla, la afición cadista, la que siempre ve la jugada un segundo ante que los demás. Los ataques inauditos -incluso desde el club carbayón- hubieran despertado la furia en cualquier colectivo, pero en Cádiz los desprecios se se reparan con la guasa. #Locosporverterecurrir es una muestra más de la madurez de toda una hinchada.
Y así llegamos al partido de los partidos de la Tacita. Una provincia entera en las piernas de once jugadores. El once de gala ya se sabe en Cádiz de carrerilla. Los mismos del Carlos Tartiere tratarán de imitar el partido de la ida. Intensidad, concentración, llegadas... Si lo logran lo demás vendrá solo.Todo con un valor añadido que puede ser determinante, el empuje de una aficón irrepetible que llevaba cinco años esperando este momento. Como para que no se aceleren los latidos. Los latidos del cadismo. Hoy, Carranza late por ti.
Cádiz CF: Aulestia, Mantecón, Servando, Josete, Tomás, Espinosa, Garrido, Villar, Márquez, Machado y Jona.
Real Oviedo: Esteban, Nacho López, Vila, David Fernández, Bautista; Erice, Omgba; Borja Valle, H. Font, Susaeta y Linares.