El Rayo Vallecano, próximo rival del Cádiz en Liga, sigue preparando el encuentro del próximo domingo, donde espera reafirmarse tras el empate cosechado in-extremis ante el Reus y su anterior victoria al Getafe. El equipo vallecano trabajó en la Ciudad Deportiva, donde la plantilla y el cuerpo técnico se quedaron a comer posteriormente.
La sesión rayista estuvo marcada por los ejercicios de circulación de balón y pases, además de trabajos de transición. En cuanto a los nombres propios, Amaya, Aguirre y Toño realizaron trabajo alternativo en el gimnasio. Y es que el Rayo presentará varias bajas para recibir al Cádiz el próximo domingo, pues Ebert, Mojica y Dorado acabaron lesionados en el partido ante el Reus.
Tampoco estuvieron Baena e Íñiguez, que siguen con sus respectivas recuperaciones, ni Galán, que también acabó tocado en el último encuentro y solo realizó carrera continua sobre el césped. Esto obligó al técnico, José Ramón Sandoval, a tener que llamar hasta a siete jugadores del filial para completar la sesión.
Aunque lo más llamativo del día en Vallecas se produjo después del propio entrenamiento. La plantilla se quedó en la Ciudad Deportiva para comer un asado argentino y reforzar la unión del grupo, conjurándose de esta manera para el próximo encuentro ante el Cádiz y lograr su tercera victoria de la temporada ante un equipo, el Cádiz, que aún no ha ganado fuera de casa.