La rivalidad que existe en la actualidad entre el Real Oviedo y el Cádiz CF procede de no hace mucho tiempo atrás. Para remontarse al inicio de este litigio, hay que trasladarse hasta la temporada 2014-2015 cuando a finales del mes de mayo sus destinos se cruzaron con el objetivo del ascenso a Segunda División en el horizonte. 180 minutos en las que sólo uno podría alcanzar el ansiado el ansiado sueño después de las buenas campañas que cuajaron uno y otro en sus respectivos grupos.
Dos pesos pesados de la categoría de bronce se veían las caras en una eliminatoria de vida o muerte. La suerte quiso que fueran dos históricos del fútbol español los que midieran sus fuerzas para regresar al lugar que nunca debieron abandonar.
El Carlos Tartiere fue el escenario del primer asalto entre ambos que finalizó con un empate a uno dejando la eliminatoria completamente abierta para la vuelta en el Ramón de Carranza. Diego Cervero anotó el gol de la igualada después de que Jona Mejía adelantara a los amarillos.
La vuelta en Cádiz fue un auténtico partido de alta tensión. Mucho se jugaban Cádiz y Real Oviedo en tan sólo 90 minutos. Ambos habían firmado buenas temporadas al frente de sus respectivos grupos de Segunda División B -I y IV-.
Como no podía ser de otra forma, el ambientazo estaba asegurado para la ocasión. Los dos contendientes llegaban vivos al encuentro de vuelta, por lo que no sólo la afición amarilla estaría presente en las gradas del Ramón de Carranza, sino que también los seguidores carbayones inundaron las calles de la capital gaditana para disfrutar del encuentro.
Es precisamente en los prolegómenos del partido cuando se produjo un altercado cuyas consecuencias perduran hasta hoy día. Un total de 155 aficionados del Real Oviedo no pudieron acceder al estadio cadista para vivir en directo el que se convertiría después en el partido que todo el oviedismo había soñado durante 12 interminables años: el último en Segunda División B.
Los seguidores azules no lograron entrar al feudo amarillo, pese a que todos tenían localidades para la ocasión. La causa por la que no pudieron ver el ascenso del Real Oviedo aún no está clara del todo, ya que el cruce de versiones entre ambos clubes no ha parado desde entonces.
De hecho, con motivo de este reencuentro casi dos años después, las heridas han vuelto a abrirse. Symmachiarii exigió una disculpa pública a los dirigentes del Cádiz, a la que la entidad amarilla respondió con un comunicado en el que sólo quería destacar la deportividad. Pero el Real Oviedo no quiso ser menos y contestó con otro documento que volvió a levantar ampollas entre la afición del Cádiz.
El presidente del Cádiz, Manuel Vizcaíno, ha vuelto a insistir en que el culpable del altercado no fue el equipo amarillo, sino "un protocolo de seguridad, ajeno a la entidad cadista". El cruce de acusaciones sigue abierto a un día de la disputa del importante duelo en la zona alta de la tabla clasificatoria.
Por el bien de todos, el que debe destacar por encima de cualquier rencilla entre clubes es el espectáculo del fútbol protagonizado por dos grandes equipos cuya rivalidad ha de quedarse en el terreno de juego.
En la ida hubo incidentes entre las aficiones. Quizá de ahí el aumento de seguridad para el partido de vuelta.