Cervera ha cumplido recientemente 1.000 días desde su llegada al club y el técnico admite que nunca se imaginó llegar a esta cifra sabiendo lo traicionero que es el fútbol. Reconoce que se siente querido y que su mejor día fue el del ascenso en Alicante y el peor, el de Granada de la pasada campaña, cuando el equipo se quedó fuera del play off.
"No lo imaginaba ni yo ni nadie sabiendo cómo es el fútbol español, con la rapidez que se buscan culpables. Pero aquí estoy. En otros sitios no es así, pero en el fútbol español no se respeta al entrenador. En cuanto hay malos resultados ahí está el entrenador en la picota. Aquí me siento muy querido", dice en Diario de Cádiz.
"En el Cádiz es donde he podido hacer lo que uno quiere como entrenador. Aquí he tenido tiempo, jugadores, el respaldo del club. El día del ascenso es algo inolvidable. El Cádiz salió por fin de Segunda B y a mí y a mi familia nos cambió la vida. Desde ese día he asistido, he vivido el cambio que se produce en el club, he visto crecer las cosas", dice con orgullo cuando echa la vista atrás y habla sobre su paso por el club.
"Aquí demuestran que confían en mí. En el caso de llegar hasta el final de la próxima temporada sería un orgullo ser el técnico con más partidos en el Cádiz. Si pasa será algo que lo guardaré para siempre", afirma.
Esta misma campaña estuvo en el alambre cuando el equipo perdió en Almendralejo y reconoce que se vio más fuera que dentro: "Después de la derrota en el campo del Extremadura pensé, y se lo dije a mi familia, que no se ganaba y que por la falta de resultados podía ser el final. Pero el club aguantó, creyó en el trabajo que se estaba haciendo y salimos adelante".
Por eso no se plantea nada que no sea el banquillo que ocupa desde hace un millar de días. "Estoy muy a gusto en el Cádiz y en Cádiz. Me gustaría que se dieran pasos adelante, yo el primero. No pienso en mi vida fuera del Cádiz".