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Tropiezo por los errores propios y ajenos

Querol se queja tras una ocasión fallida (Foto: LaLiga).
Francisco José Jiménez

El Cádiz sólo fue capaz de sacar un punto ante el Córdoba en un partido que era muy importante para la pelea de la zona alta. Mal partido de los amarillos, que no fueron capaces de imponerse ni siquiera tras ponerse por delante en el marcador, aunque hay que hacer mención a la espantosa actuación del colegiado Pérez Pallas.

En los primeros compases se veía al Cádiz apostando por los balones en largo para superar la presión alta del Córdoba. Cervera había sacado desde el inicio dos delanteros como Querol y Lekic y era una tentación constante poner el balón arriba. La primera ocasión fue para Querol, que se quedó en muy buena posición tras un pase de Edu Ramos, pero el lanzamiento se le marchó fuera.

El Cádiz se plantaba en el área blanquiverde con cierta facilidad. Jairo llegó con peligro en el minuto 13 tras un gran pase de José Mari, pero su centro no encontró rematador. Para sorprender a un rival bien plantado, Espino subía por el costado izquierdo. Cada llegada era sinónimo de peligro, pero en los primeros 20 minutos faltaba acierto en el remate.

El viento no ayudaba a ninguno de los dos, pero no era excusa. En un partido con tanto en juego se esperaba algo más de los amarillos. Con el paso de los minutos, el ímpetu inicial se fue apagando y el Córdoba empezó a dar algún quebradero de cabeza, sobre todo a través de Jaime por la izquierda de tu ataque.

Con dos medios centros de perfil defensivo como Edu Ramos y José Mari, se echaba de menos la presencia de un jugador creativo como Álex Fernández, aunque el roteño metió buenos pases en el primer tiempo. Era un Cádiz previsible que sólo hacía daño con las internadas de Salvi o Jairo. La cosa pudo cambiar si el árbitro hubiera un penalti claro por una mano dentro del área cordobesista de Luis Muñoz tras un remate de Edu Ramos.

En la segunda parte había que esperar una reacción cadista para ser más incisivo en ataque y más preciso. Salió sin cambios y empezó a entrar mucho por la banda de Salvi, que no estaba nada fino. La primera solución llegada desde el banquillo fue Álex Fernández, que entró por Querol con más de media hora por delante.

El Córdoba no inquietaba nada en ataque, pero sí le cortaba las vías para ponerse por delante. A pesar de que los visitantes estaban más necesitados porque se jugaban el descenso, no exponían nada y se limitaban a entorpecer. Por suerte, en el minuto 60 el propio equipo cordobesista colaboró inconscientemente con un gol de Quintanilla en su propia portería tras un remate cercano de Kecojevic.

Lo más difícil se había conseguido y ahora el partido se ponía donde quería el Cádiz. Pero la alegría duró poco. Andrés Martín hizo una buena jugada, centró y Piovaccari marcó a placer. La zaga cadista pedía fuera de juego en el origen de la jugada, pero en cualquier caso el equipo estaba fuera del partido. Y se salvó del segundo tanto en una jugada de Bodiger que mandó el balón al palo.

Tenía 20 minutos por delante y habían entrado Rennella y Jovanovic. El Cádiz tenía que calmarse porque había pasado de ser absoluto dominador a estar al filo de la navaja por su incapacidad para digerir un gol del rival. Había tiempo para reaccionar, pero el equipo era un flan.

Álex no aparecía, los extremos no recibían balones y a los dos delanteros se les notaba mucho la falta de ritmo por no tener minutos. Pasaban los minutos y, por increíble que pareciera, estaba más cerca el segundo tanto del Córdoba que el gol de la victoria cadista.

Tuvo una buena ocasión en las botas de Rennella, pero su disparo le salió muy centrado. El italiano tuvo el gol en un gran centro de Jairo, pero su remate de cabeza se marchó fuera. Al final, un punto que vale de poco y la sensación de que se marchó la victoria por las carencias propias y por la mala actuación de un árbitro sumamente malo.

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