Según la definición que arroja nuestro buscador de internet de confianza, entendemos el concepto de darwinismo como "la teoría biológica que explica el origen de las especies naturales mediante el concepto de evolución o transformación de unas en otras a través de variaciones en las características hereditarias que se producen de modo no aleatorio, sino por selección natural y adaptación al medio". La teoría vio la luz a partir del libro 'El origen de las especies', de Charles Darwin. Y todo organismo es partícipe de este proceso. Incluso el fútbol. Incluso el Cádiz CF.
Porque, en el 160 aniversario de la publicación de este libro, llegó otro Darwin para cambiar la concepción de aquello que nos rodea. Con la llegada de Machis al Cádiz, los de Álvaro Cervera han protagonizado una evolución más que evidente. Una evolución, dicho sea de paso, muy distinta a la que el científico y biólogo inglés afirmaba. Según Charles, las especies van experimentando pequeños cambios en su fenotipo de manera paulatina. Al cabo del tiempo, solo sobreviven aquellos individuos de la especie cuyas modificaciones sirvan para sacar más provecho al entorno que habitan.
"Con la llegada de Darwin Machis, el Cádiz ha protagonizado una evolución más que evidente. Se ha convertido en un depredador más veloz, voraz y certero".
El cambio del organismo vivo conocido como Cádiz CF ha sido más brusco. No es como el de las jirafas, las cuales, poco a poco, fueron desapareciendo para dejar paso únicamente a las de cuello más largo. Más bien ha sido como si un mamífero, de repente, naciera con cuatro filas de afilados dientes de sierra. Desde la llegada de Machis, el equipo pasó a estar mejor preparado para sobrevivir en un entorno hostil como LaLiga 1|2|3. Se ha convertido en un depredador más veloz, voraz y certero. Ahora, el Cádiz es un serio candidato para lograr su objetivo: el ascenso en la escala de cazadores.
El Cádiz tiene como objetivo llegar al hábitat donde coexisten los seres mejor adaptados. A un entorno hostil donde se busca la supervivencia a costa del contrario. Donde están los colmillos más incisivos, las garras más afiladas y los cuellos más largos. Donde no existe pirámide alimenticia, sino un círculo cambiante en el que cualquiera puede seguir de sustento. Y está mucho más adaptado al medio para lograrlo con un tiburón voraz como Darwin Machis.