Una mala noticia para el Cádiz antes de la disputa del encuentro en Riazor fue la lesión de Garrido, que le impidió jugar cuando todo estaba previsto para que fuera titular. El club informó de unas "molestias en el calentamiento", pero puede tener afectado el isquio y tendrá que someterse a unas pruebas para ver si sufre una microrrotura.
Sería un serio golpe tanto para el equipo como para el propio jugador. Ya está más que comprobado que la presencia del vasco es fundamental para dotar al conjunto cadista de la sobriedad defensiva que necesita y aunque en la plantilla hay compañeros capaces de sustituirlo, no es ningún secreto que la dupla preferida por Cervera en esa posición es la que forman Garrido y José Mari.
Y para el jugador sería un revés importante en una temporada en la que no ha tenido ninguna suerte con las lesiones. Le costó comenzar la campaña porque arrastraba problemas físicos del partido contra el Barcelona B de la temporada anterior y después le ha faltado la continuidad habitual para coger el ritmo que necesita.
Volvió a jugar en el partido de Las Palmas a mediados de abril después de que una microrrotura fibrilar en el cuádriceps le impidiera hacerlo desde el partido de Alcorcón del pasado 10 de febrero. El cuerpo médico y el propio Cervera lo estuvieron reservando al máximo e incluso frenando cuando parecía que estaba recuperado del todo para disfrutar de él a pleno rendimiento en el tramo final de la competición, pero eso ahora está en el aire.
La esperanza es que sea sólo una falsa alarma y que se quede en una contractura, pero por el momento no está claro que vaya a ser así. Cervera apostó por Álex Fernández en Riazor en lugar de hacerlo por Edu Ramos, que puede ser su sustituto natural.