Sergio Sánchez: el catalán más andaluz que volvió a nacer en Hamburgo
La vida de Sergio Sánchez se puede contar en dos partes: la anterior al 20 de mayo de 2010 y la que vino después. En medio, una operación a vida o muerte que le marcó para siempre. Ahora juega en el Cádiz CF y disfruta de las pequeñas cosas de la vida, agradecido por la segunda oportunidad que le ha dado el destino gracias a su empeño y valentía.
Su relación con el fútbol comenzó en Mataró, su ciudad, donde se pasaba las tardes jugando con los amigos después de salir de un colegio de monjas. Inicialmente no se planteó el fútbol como un medio de vida, pero ya en el primer año en el Mataró empezó a destacar y lo fichó el Espanyol. A partir de ahí comenzó una carrera que le ha permitido darle una buena vida a una familia humilde y muy trabajadora.
De padres andaluces, Sergio Sánchez es un catalán muy sureño por sus costumbres y por su querencia hacia lo flamenco. Lo canturrea y está presente en su tiempo libre, donde ahora su mujer y su hija son las grandes protagonistas. También hay un hueco para jugar al golf, para la pesca e incluso para jugar a la vídeo consola cuando se encarta. Los que lo conocen dicen que sus aficiones van por rachas.
Después de haber superado los peores momentos volvió a un gran nivel vistiendo la camiseta del Málaga y eso le permitió relanzar su carrera con experiencias en el extranjero. Grecia y Rusia fueron los países en los que probó fortuna antes de regresar a España. Pero como en casa no se está en ningún sitio y en Cádiz ha encontrado la estabilidad a todos los niveles. Más allá de que en la presente temporada no esté teniendo tantos minutos como en la anterior, se siente plenamente identificado con el modo de vida de los gaditanos y con un equipo que le ha hecho sentirse importante.
Fue internacional sub 21 y llegó a estar en la órbita de la selección absoluta en alguna ocasión, pero no llegó a producirse esa llamada. En su momento pudo ser un motivo de frustración, pero después de verle las orejas al lobo ha sabido disfrutar del privilegio de sentirse futbolista, de cada entrenamiento y de cada partido.