400 kilómetros cada dos semanas por amor al Cádiz

Francisco José Garrote es natural de la localidad extremeña de Monesterio, en la provincia de Badajoz. Ya nadie se extraña cuando ven a sus hijos con las camisetas del Cádiz por la calle porque desde hace años lleva a gala su amor incondicional por un equipo que le pilla a unos 200 kilómetros.

En 2018 fundó la peña La Bellota Amarilla junto con otros amigos, pero desde mucho antes ya sentía un cariño muy especial por el equipo amarillo. "Somos 11 miembros y ninguno somos de Cádiz. Tenemos alguno segunda residencia por Cádiz o lugar de vacaciones en Cádiz o Chiclana".

Para entender de dónde le viene su amor por el Cádiz hay que remontarse a muchos años atrás: "El gusanillo cadista me viene a través de mi mujer, que es de Don Benito. Mis suegros se compraron un piso en Cádiz hace 40 años y yo los acompañaba a veranear. Lo que nos permitíamos era ir al Trofeo Carranza y así empezamos a hacernos cadistas".

"Pasaron muchos años hasta hacer la peña. Yo iba a algún partido de Liga, a algún Trofeo y por contactos empezamos a hacer una peña. Ahora hemos conseguido sacarnos algunos abonos y vamos a los partidos del Carranza. Nos hacemos unos 400 kilómetros entre la ida y la vuelta cada dos semanas pero merece la pena. También seguimos al Cádiz B y al femenino cuando juegan por Extremadura", añade.

La pasada temporada se llevaron el disgusto de ver perder al Cádiz en Almendralejo en un partido que le pudo costar el puesto a Álvaro Cervera. "El año pasado fue la primera vez que lo vimos por aquí en Segunda. Antes habíamos ido a verlo contra el Villanovense en Segunda B. Recuerdo que comentamos que Cervera no se comía los turrones después de perder en Almendralejo pero por suerte después pegamos el subidón. Ya no nos pueden decir que somos gafes porque vamos todas las semanas y el equipo está que se sale".