Para la llegada de Álvaro Cervera al Cádiz fue fundamental la mediación de un agente llamado Eduardo Chinea. Empresario y exjugador, recomendó a Manuel Vizcaíno un fichaje que ha marcado la historia del club. En declaraciones a ElDesmarque, recuerda cómo fue la operación.
"A Álvaro lo conocía de hace muchos años. En la empresa éramos varios agentes y lo conocía desde la época mía en el Tenerife y en el colegio. Se había forjado una amistad y empezó a trabajar con nosotros, siempre con éxito. Siempre ha sido un entrenador que consigue objetivos y encima a Manolo le tenía gran estima cuando firmó a Airam", recuerda.
"He agradecido públicamente que Manolo me haya nombrado, pero el mérito es de él porque confió en Álvaro. Se unieron dos ríos para llegar a uno más grande. Era un club que pasaba por momentos delicados y Álvaro estaba un poco descolgado. Confluyeron haciendo una apuesta mutua. Yo tenía muy claro que era un perfil muy bueno para el club y Manolo entendió que era lo mejor. La medalla es de él y de Álvaro", subraya.
"Ya había ascendido al Castellón, le traje al Tenerife y lo subió a Segunda. Sé de lo que hablo y he compartido muchas horas con él. Lee los partidos como muy pocos. Puede entrenar a un grande por sus conocimientos y porque es capaz de combinar un futbol efectivo y con resultados. Su techo está donde él quiera. Me gustaría que hiciera algo todavía más grande con el Cádiz, quizá jugar una competición europea", comenta.
Conoce la forma de ser de Cervera y también de Vizcaíno y es consciente de que han chocado en más de una ocasión: "En cualquier club se necesitan dos personas que digan lo que piensan. En el Cádiz lo hacían uno como entrenador y otro como presidente. Lo que les une es el objetivo y así es más fácil entenderse".
No le extraña que haya encontrado en Cádiz su lugar en el mundo. "Hay que conocerlo bien. Tiene más chispa de la que parece, pero se la reserva".