Juega el Cádiz CF en el Carranza contra el Levante UD, pero no hay vida en el barrio de La Laguna. Por culpa de la pandemia, los partidos se juegan sin público y lo que siempre ha sido bullicio en los bares y comercios de la zona se ha convertido en una zona cero de lo más deprimente. Los cadistas sueñan con volver pronto a su templo y las personas que viven de ese movimiento también cuenta las horas para recuperar lo perdido.
Antonio lleva desde 1978 con un puesto de banderas y bufandas. Sigue acudiendo fielmente a su punto de venta en los días de partido, pero ya nada es igual. Los aficionados no tienen más remedio que ver a su equipo en casa y las ventas son mínimas.
"Vengo a ver si hay algo, pero de momento todo es ruina. Lo llevo fatal, hemos ido tirando un poco porque tengo maquinaria. Lo hemos intentado con las mascarillas y nada. A ver si se soluciona en dos meses o tres", comenta esperanzado.
Es bético porque es de Sevilla, pero también cadista de corazón y tiene la esperanza de que el equipo gaditano consiga la permanencia y que en la próxima temporada todo sea diferente: "Seguro que se va a salvar. Ha sido un año malo en ventas, pero a ver si se salva y el año que viene reparamos las pérdidas de éste. A ver si funcionan las vacunas".