El Cádiz CF se reencontró con la victoria en el momento que más lo necesitaba. Un golazo de Negredo y un buen trabajo colectivo le han servido para imponerse a un rival muy duro. Una jornada más, sufrió en sus carnes la falta de criterio del VAR. Por suerte, Conan paró el penalti señalado.
El Cádiz comenzaba el partido sabiendo que habían ganado el Valladolid y el Elche sus partidos. Más presión para un equipo que estaba algo impreciso defensivamente en el arranque. Resbalones, malos despejes y algún despiste. El Éibar parecía más tranquilo, más cómodo y con las ideas más claras.
Enrich avisó a los 11 minutos con un primer disparo que debía despertar a los locales. El delantero estaba ganando en cada duelo y los centrales no se enteraban. Fue anulado un gol de Enrich a los 16 minutos en otra jugada en la que el Éibar había superado con claridad a la defensa cadista.
El equipo armero ya le había metido el miedo en el cuerpo a los de Cervera, que se desgañitaba pidiendo a los suyos esa sobriedad defensiva que tanto reclamaba. A los 25 minutos se le anuló un golazo a Salvi por fuera de juego previo.
Era un partido de mucho sufrimiento porque el Éibar estaba mejor puesto en el campo, ganaba las segundas jugadas y pisaba con mucho peligro el área de Conan.
En las áreas pasaban cosas. Salvi pudo adelantar al Cádiz en el minuto 35 después de una falta lateral, pero el balón se le fue arriba. El conjunto amarillo había igualado las cosas después de un inicio muy dubitativo y logró ponerse por delante con un gran gol de Negredo a centro de Espino.
El equipo comenzó la segunda parte todavía con el subidón del golazo marcado. Y se le notaba porque se animaba para atacar con velocidad y acierto en la circulación, algo que no había asomado en el inicio del partido. Pero el Éibar no daba lugar a alegrías porque cualquier despiste podría convertirse en un susto, como el disparo de Bryan Gil en el minuto 52.
Era un partido muchas emociones y mal se puso cuando se le pitó un penalti en contra por una mano de Cala, de ésas que siempre caen en contra del Cádiz y nunca a favor. Por suerte, Ledesma se lo paró a Dimitrovic. Y la cosa pudo cambiar mucho porque, acto seguido, llegó una gran ocasión para Negredo, pero su intento de vaselina se marchó fuera por muy poco.
Todavía quedaba media hora por delante y el sufrimiento parecía inevitable. Había que resistir al acoso del Éibar e intentar poner más distancia a la contra. El partido se había vuelto algo más cerrado, con mucho balón aéreo y pocas llegadas a las áreas.
Cervera metía a Garrido y Fali en la medular para darle frescura al equipo en un momento de dominio visitante. El nerviosismo iba a más porque había que aguantar como fuera una victoria que era clave. Y peor se puso con la lesión de Iza, que obligó a Cervera a improvisar con Álex Fernández en el lateral derecho hasta el final.
Todo el juego se desarrollaba en el campo del Cádiz, que se defendía con todo. Le estaba costando mucho recuperar el balón y cuando lo hizo pudo sentenciar Lozano después de una jugada extraordinaria de Rubén Sobrino. Fue capaz de aguantar y los tres puntos se quedan en Cádiz.