El partido jugado el miércoles en La Línea entre la Balona y el Cádiz CF contó con una anécdota sorprendente. Un operario del club linense puso a prueba la paciencia de entrenador del Cádiz, Álvaro Cervera, que pocas veces en su carrera habrá vivido una situación similar.
En el transcurso de la primera parte un trabajador de la Balona estaba distribuyendo sillas en la grada baja. Mientras que el balón estaba en juego no tuvo otra idea que dejar una torre de sillas justo delante del banquillo de Álvaro Cervera.
El técnico amarillo no salía de su asombro con la ocurrencia, que evidentemente no llevaba ninguna maldad. Por eso el exjugador Servando Sánchez, ayudante del técnico, y el preparador físico, Miguel Ángel Campos, no podían evitar reírse con la situación.
Para evitar males mayores tomó cartas en el asunto Antonio Navarrete, el siempre eficaz delegado del Cádiz. Con su habitual educación y buenas maneras, quitó las sillas de donde no debían estar y se las acercó a la persona que las había colocado en un sitio nada apropiado.
Todo quedó en una anécdota sin importancia y son cosas que no suelen pasar en los partidos oficiales, pero sí en los de pretemporada.