Primer partido de la temporada a las dos de la tarde en el Nuevo Mirandilla. Una hora muy especial por pillar en plena comida y que coincidía con ser el primer día en el que se permitía comer en el estadio cadista. Si otros partidos fueron de mascarilla obligatoria y de no poder tomar ni un paquete de pipas, en este caso los bocadillos fueron la nota predominante.
Las cantinas del estadio estaban abiertas y los aficionados empezaron el partido con la barriga llena. Mejor así para afrontar 90 minutos de nervios y de sufrimiento, según lo que se viene viviendo desde el inicio de la temporada.
Fue también una jornada de Halloween y se vieron algunos cadistas disfrazados. Sobre todo niños, que no querían perderse el partido de su equipo sin dejar de vivir una jornada festiva en la ciudad. A falta de tener el Carnaval en febrero, bien viene una fiesta para disfrazarse.
Fue una tarde complicada para el cadismo porque vio de nuevo a su equipo sufriendo. Se puso perdiendo en el primer tiempo, buscó desesperadamente el empate y lo terminó logrando al final. Un buen postre con muchos nervios para un público que sigue sin llenar el estadio y que no pierde la esperanza.