Un cuarto de siglo del himno oficioso del Cádiz: 25 años y en plena forma

Parece que fue ayer, pero el Me han dicho que el amarillo de Manolo Santander cumple 25 años. Las viudas de los bisabuelos del 55 dirían que no se cumplen años, sino carnavales. Y, en cualquier caso, se puede decir que no ha pasado el tiempo para ese pasodoble de La familia Pepperoni, que en 1998 haría historia sin saberlo.

Aquella chirigota no ganó el primer premio en una edición en la que se impusieron Los juancojones, pero logró algo que está a la altura de muy pocos: hacer que una de sus letras sea inmortal. Como Aquellos duros antiguos y otras que han pasado a la posteridad.

Primero fue el público del Teatro Falla el que se apropió de aquel pasodoble y, poco a poco, fue llegando al estadio Carranza. Pasó de cantarse de manera espontánea a hacerlo cada vez que salta el equipo al campo. El You'll never walk alone a la gaditana.

"Cuando adquirió su verdadera dimensión fue con Los de Capuchinos, que es cuando la gente se lo sabía y se puso a cantarlo", recordaba Manolo Santander.

El orgullo de un hijo

"Todos los cadistas se sienten identificados con ese himno. El orgullo es brutal porque eso ha nacido en mi casa, de las manos de un obrero que era mi padre. En Cádiz es un himno de Carnaval y de fútbol y es curioso que el pasodoble fue muy mal puntuado aquel año", dice su hijo Manolín Santander en un reportaje de ElDesmarque.

Ha sido versionado de mil maneras y durante el confinamiento fue una válvula de escape para muchos gaditanos que tenían que soltar sus sentimientos en los balcones. Ya son 25 años acompañando a los cadistas y la letra no envejece porque refleja un sentir que es imperecedero y que es gloria bendita para los cadistas.