El día del estreno de la camiseta carnavalera en el segunda sábado de Carnaval estuvo marcado por un buen ambiente en el estadio cadista. Todavía se veían muchos disfraces tanto dentro como fuera del estadio y todos los bares a tope en los aledaños del Nuevo Mirandilla.
Como en cada jornada, los cadista estaban muy pendientes de lo que estaba sucediendo en otro estadio antes de comenzar el choque de su equipo. El Espanyol le ganaba al Mallorca y los aficionados tenían muy claro que había que ganar al Rayo porque en cada jornada había que sufrir mucho si no se hacían los deberes propios.
En las últimas jornadas, contra el Mallorca y el Girona, no había casi nadie de afición visitante, pero el Rayo es otra historia. Más de un millar de seguidores del conjunto madrileño acudieron al feudo gaditano, con esa tranquilidad que debe dar estar más cerca de la cabeza que de la cola. El buen rollo entre las aficiones era evidente, aunque cuando el balón echó a rodar cada uno iba a lo suyo.
Un espectador de excepción era Brian Ocampo, al que una lesión le impidió estar sobre la hierba. Se echó de menos su electricidad partiendo desde la izquierda y la esperanza del cadismo es que ya pueda estar muy pronto de nuevo dando guerra.