Los prolegómenos del partido entre el Cádiz y el Real Madrid han estado marcados por la gran expectación existente. Siempre es emocionante la llegada del conjunto gaditano al estadio por la gran acogida de una afición fiel como pocas, pero la presencia del equipo madrileño ha provocado que sean muchos los aficionados pendientes del rival.
Eran cientos los seguidores que se dieron cita en las inmediaciones del hotel donde se hospedaban los blancos para ver en directo a sus estrellas. Más de una hora antes de que partiera su autobús hacia el estadio ya había un gran número de personas. A falta de que algún jugador tuviera el detalle de pararse, el más afable fue Carlo Ancelotti, que desde dentro del bus mandó algún saludo a los presentes. "¡Ancelotti, dame un chicle!", le gritaban con mucho arte.
Pero los grandes protagonistas fueron los jugadores del Cádiz, aclamados una semana más por su gente. El autobús amarillo llegó al Nuevo Mirandilla aclamado por un cadismo que está muy ilusionado después de la victoria ante el Betis y que no dejará al equipo en las jornadas que restan para el final del campeonato.
Con alguna excepción aislada, el buen rollo fue la nota predominante entre las dos aficiones. Algunos incluso llevaba una camiseta mitad del Cádiz y mitad del Real Madrid, aunque no era una tarde para corazones divididos por lo mucho que había en juego.