El Cádiz de Sergio González era hasta el momento un equipo que como local tenía empuje para poner en aprietos a cualquiera. El entrenador amarillo ha tomado la decisión contra el Real Madrid de cambiar de sistema, teóricamente más defensivo, y no ha sido ni carne ni pescado.
Si la intención era incomodar al Real Madrid, no lo consiguió. Es verdad que hizo una presión efectiva en la salida de balón de los blancos, pero en cuanto que era superado por los visitantes, quedaba en franca desventaja.
Ni fue un equipo muy defensivo ni tuvo pegada para aprovechar las ocasiones que creó. Este Real Madrid que ha visitado el Nuevo Mirandilla no es un equipo que te arrase, se puede decir que ha jugado andando. Con eso le ha bastado para vencer a los cadistas y eso es doloroso.
En el segundo gol el equipo amarillo notó que varios jugadores no tenían físico para bajar y lo pagó muy caro. Si en la cocktelera se mete la falta de intensidad, la falta de acierto y poco físico en algunos casos, el resultado da el que dio.