Han sido muchos los aficionados del Cádiz que se han desplazado hasta Granada. Lo ha hecho con la esperanza y con la ilusión de ver de nuevo ganar a su equipo en el inicio del año. Pero se han encontrado una imagen lastimosa desde el primer minuto y el enfado al final era lógico.
Por supuesto que había indignación con la actuación del árbitro y con el papelito del VAR, que casi siempre que interviene lo hace en contra de los intereses del Cádiz. Pero cuando llevas sin ganar desde el 1 de septiembre y no compites ante un rival directo, la paciencia se acaba.
Por eso era normal que algunos cadistas desplazados a Málaga gritaran "Sergio vete ya" en las gradas de Los Cármenes y recordaran aquello de que "el Cádiz somos nosotros". Una reacción comprensible después de ver a su equipo sin opciones ante un contrincante que tenía sólo ocho puntos hasta el momento.
Sergio González había avisado en la previa del partido que no podían caer en el error de jugar sin tensión ante un equipo herido, pero no fue capaz de transmitirlo a sus hombres. Al final del choque estaba muy dolido por el resultado, pero tuvo el detalle de acercarse a la zona donde estaban los aficionados gaditanos y hacerles un gesto de perdón con las manos.