El partido ante el Barcelona dejó la sensación de que al Cádiz se le escapó viva una versión light de un gran equipo. Es verdad que en la segunda parte entraron varios titulares y que en el once inicial ya había jugadores de mucha calidad, pero quedó en el ambiente que el conjunto amarillo no apretó al máximo para puntuar.
Una vez más, los cambios realizados por Mauricio Pellegrino llegaron más tarde de lo que parecía demandar el equipo. Es evidente que conoce mejor que nadie cómo entrenan sus hombres, pero con tanto como hay en juego queda en el ambiente que el equipo reaccionó tarde para ir de verdad a sacar al menos un punto.
La presencia de jugadores verticales como Machis o Iván Alejo no parece en este momento una prioridad para el técnico argentino, que cuando el equipo empieza perdiendo no cambia con rapidez al plan B. Ya pasó en San Sebastián hace no mucho, cuando equipo dio una mala impresión en cuanto a su capacidad para hacer daño en el área rival.
Con siete jornadas por delante y la necesidad imperiosa de sumar, cabe esperar que en Gerona se vea una versión ambiciosa del Cádiz. Sin correr riesgos innecesarios, obviamente, pero al menos que quede claro que se han gastado todos los cartuchos para sacar algo.
Ya pasaba en años anteriores con Cervera y también con Sergio que cuando el equipo acumulaba delanteros en algunos finales de partido era incapaz de generar ocasiones. Es importante no perder el orden en el campo, pero si hay dos delanteros es fundamental contar con jugadores para surtirlos de balones, algo que no pasó en el tramo final ante el Barcelona.