El Cádiz es otro. Con Gaizka Garitano en el banquillo sólo ha sido capaz de ganar un partido de los cuatro disputados, pero las sensaciones son muy diferentes a las de la etapa de Paco López. Ahora el equipo es mucho más sólido en defensa y sigue ofreciendo una interesante producción ofensiva, aunque sigue echando de menos una mayor pegada y calidad en ataque.
Después de vencer al Albacete con aquel penalti agónico de Chris Ramos no ha vuelto a ganar, pero hay optimismo por la pinta del equipo. Ante el Burgos hubo mala suerte con la acción de San Emeterio que costó el empate cuando el gol de Ocampo parecía que le iba a dar la victoria.
En Almería se vio claramente perjudicado por la actución arbitral. El penalti del gol de Luis Suárez sólo estaba en el mente del pésimo colegiado Cid Camacho y la expulsión de Ontiveros también fue bastante rigurosa. Tuvo mucho mérito no perder en la visita al equipo más en forma de la categoría. Ante el Levante ha tenido opciones de ganar y sólo en el tramo final ha habido que dar por bueno el empate con la injusta expulsión de Matos.
Son cuatro partidos y seis puntos conseguidos de los 12 posibles. Pero ahora sí llega la obligación de ganar el próximo encuentro porque se trata de un rival directo como es el Eldense. Los alicantinos tienen 21 puntos, por 24 de los amarillos, pero juegan este lunes su partido contra el Éibar como locales.
El Eldense se ha convertido en la bestia negra del Cádiz hasta el momento porque se impuso en el partido liguero en el Nuevo Mirandilla y también en la Copa del Rey. Ahora es otro Cádiz, bastante más sólido, pero aparte de defender bien debe hacer más daño en ataque para imponerse al conjunto que está ahora marcando el descenso. Un triunfo en tierras valencianas sería un plus de oxígeno en la recuperación cadista.