La reforma de la grada de Tribuna se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para el Celta y el Ayuntamiento de Vigo. Los cálculos iniciales entorno al presupuesto necesario y los plazos de ejecución de obra se han ido al traste. Los problemas se han ido acumulando sin que nadie diese la más mínima explicación, mostrando un desmesurado optimismo, lo único cierto a día de hoy es que las obras van muy retrasadas, que Copasa, la empresa adjudicataria de la obra pide un aumento del 30% del presupuesto inicial y que contra el Leganés Tribuna estará cerrada.
El panorama es desolador, como lo es la falta de información, tanto de Ayuntamiento como de Celta, hacia los socios de la entidad. Una vez sabido que contra los madrileños, en el debut del EuroCelta en Liga, la grada de Tribuna permanecerá cerrara, las promesas de que en los siguientes partidos esta parte del estadio sí va a poder ser utilizada no parecen creíbles.
Lo cierto es que, tal como informa La Voz de Galicia, Abel Caballero y Carlos Mouriño mantuvieron una discreta reunión el pasado miércoles para tratar de encontrar soluciones a los problemas que la reforma ha ido generando. Desde el comienzo, con la retirada de la antigua cubierta de hormigón, los técnicos encontraron los primeros fallos en la estructura del estadio, lo que obligó a reforzar las columnas y hacer el proceso de retirada de una forma más lenta y pausada. Pero es que tras la retirada y el montaje, en el aparcamiento anexo de Tribuna, de la nueva estructura que tiene que sostener la cubierta, se han vuelto a percatar que las columnas no van a ser capaces de aguantar el peso. Tocará como mínimo reforzarlas, lo que supone un nuevo retraso y un aumento en el coste de la obra de entorno a 1,5 millones de euros.
Los problemas son tan graves que ese es el motivo por el que Carlos Mouriño no se desplazó con el resto del equipo a Uruguay. En la reunión, según fuentes del periódico gallego, asistieron tanto Carlos Mouriño, con varios directivos, como Abel Caballero, con los concejales David Regades y Ángel Rivas. Se desconoce el tono de la reunión, pero lo cierto es que las relaciones entre Celta y Ayuntamiento se encuentran en su punto mínimo tras anunciar el club que el Memorial Quinocho no se iba a celebrar debido a las obras de Balaídos, algo que molestó, y mucho, al Ayuntamiento vigués.