El plan B llega para golear en Granada

El Celta ganó en el Nuevo Los Cármenes con un partido sin especial brillo y con los menos habituales como protagonistas. La segunda unidad celeste fue suficiente para sumar los tres puntos ante un Granada que apenas fue capaz de generar peligro sobre la portería de Sergio y que dejó demasiadas comodidades al cuadro de Berizzo a la hora de mover el balón. La diferencia la marcaron los destellos de calidad de los hombres de ataque del Celta, con un Jozabed omnipresente como principal referencia.

Berizzo había prometido rotaciones a mansalva contra el Granada y no faltó a su palabra: solo repitió Sergio en el once respecto al que jugó contra el Genk. Ante tanto cambio en el once, al equipo celeste le costó un poco asentarse en el césped, unos diez minutos. Ese fue el tiempo en el que el Granada hizo más daño en toda la primera parte. Fue cuando llegó con más comodidad e inquietó algo a Sergio, especialmente en un mano a mano protagonizado por Ponce en la que el delantero argentino se pensó demasiado la resolución y permitió llegar a Planas para enviar el balón a córner. A partir de ahí, el Granada ofreció casi la nada más absoluta.
El ritmo del partido fue lento, con los locales sin demasiada prisa por poner en movimiento la pelota y con la esperanza de hacer daño a la contra. Por su parte, el Celta empezó a acumular posesiones muy largas, moviendo el esférico sin mucho problema incluso en campo rival pero de manera muy horizontal, sin apenas conseguir inquietar a Ochoa. Lo mejor que dejó el cuadro celeste antes del gol fue un disparo de Beauvue por alto tras recibir un pase en profundidad dentro del área tras una posesión de varios minutos.
En el ecuador de la primera parte llegaría el primer tanto celeste, un fiel reflejo de las miserias del Granada y la calidad del Celta. Ochoa despejó de manera horrible un balón con la cabeza. El guardameta casi se choca con un compañero en la acción y dejó el esférico en el centro de su propio campo, en zona de nadie. Ahí apareció Jozabed para recuperar el esférico, triangular con Beauve y poner el 0-1 con una gran vaselina. La asistencia del francés fue de gran calidad: de espaldas a la portería, rebañando el balón desde el suelo y dejándosela al andaluz al espacio.
El Granada tuvo una tímida reacción, buscando llegar por las bandas aprovechando que tanto Bongonda como Hjulsager apenas ayudaban en tareas defensivas. El partido entró en una dinámica más tosca, protagonizada por las duras entradas. El principal afectado fue Pape Cheikh, que recibió una entrada especialmente dura de Kravets que bien pudo ser roja.
Tras el paso por vestuarios, el partido siguió con el guión de la primera parte. Extremadamente lento, algo que beneficiaba al Celta. El balón era para el cuadro celeste, que no era capaz de llegar a generar peligro mientras el Granada esperaba hacer daño a base de arreones. Con más garra que criterio. El primer susto para el cuadro celeste llegó, cómo no, a balón parado. Una mala salida de Sergio dejó solo a Ingason en el segundo palo, pero su remate de cabeza se fue por alto.
Uche tuvo la mejor ocasión del Granada con un tiro lejano. Desde unos 30 metros y ligeramente escorado a la izquierda, probó suerte y estrelló el balón en el larguero. Poco después, Marcelo Díaz quebró toda esperanza al marcar de falta con un disparo preciso que entró lamiendo el larguero. Un golpe de timón que hundió al Granada y con el que el Celta hizo sangre.
A la siguiente jugada, Jozabed dio un gran pase al espacio a Bongonda en el lado izquierdo del área, el belga estrelló el balón en la madera y el rechace lo aprovechó Beauvue para anotar el 0-3 definitivo. El Nuevo Los Cármenes estalló en cólera. Empezó a gritar a sus jugadores y a ovacionar el movimiento de balón de un cuadro celeste que quería más. Los andaluces apenas eran capaces de buscar el gol de la honra, solo tuvo una oportunidad a través de Ponce. El Celta goleó en Granada haciendo lo mínimo con un equipo plagado de suplentes.
 

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