Ni la eliminatoria en contra, ni el gol de Fellaini, ni los casi 70.000 diablos rojos que poblaban las gradas de Old Trafford fueron capaces de enmudecer a los 2.600 valientes que fueron el gran orgullo del Celta en una noche que, pese a todo, fue histórica. Desde la previa y hasta que los jugadores salieron del terreno de juego, la hinchada celeste cantó, animó y aplaudió a sabiendas de que lo más importante del encuentro era disfrutar. Y seguro que lo hicieron, puesto que durante todo el partido sólo se escucharon cánticos celtistas.
El #ThisIsAfouteza tuvo su ejemplificación gráfica en la esquina destinada a la afición visitante del 'Teatro de los sueños' de Manchester. La hinchada del Celta no se rindió en los 90 minutos del encuentro y, de hecho, en la segunda mitad eran las únicas voces que resonaban en todo el estadio, siendo capaces de dejar muda a toda la afición roja.
Silencio casi sepulcral entre los aficionados del United que, pese a encontrarse en la final, no pudieron frenar la avalancha celeste que llegó a Old Trafford dispuesta a, cuanto menos, llevarse un gran recuerdo del partido. El 'Teatro' no pudo cumplir el sueño celeste, pero esos celtistas que lo vivieron no lo olvidarán jamás.
La afición celeste fue el auténtico jugador número 12, se indignó como el que más ante la tangana que se generó en el césped justo después del gol de Roncaglia. La grada no tuvo dudas: todo era una artimaña para perder tiempo y que no se jugasen esos minutos finales. La respuesta de la afición celeste fue unánime. "Míralos cómo se acojonan", mientras Old Trafford guardaba silencio, avergonzado, de cómo su equipo estaba mirando al reloj, intentando que no se jugara al fútbol. El celtismo, aunque derrotado, se retiró del 'Teatro de los Sueños' con la cabeza bien alta, orgulloso de su equipo y de sí mismo.