Unzué ya es el nuevo entrenador del Celta y tiene patrones en común con los últimos inquilinos del banquillo vigués: gusto por el juego de posesión, talante ofensivo, apuesta por la cantera... y un pasado ligado al Barcelona. El navarro es el cuarto técnico empapado de la filosofía barcelonista desde que Carlos Mouriño asumió la presidencia del club en 2006. Salvando la primera experiencia, al conjunto celeste no le ido mal al entremezclarse con la filosofía culé.
Juan Carlos Unzué es el duodécimo entrenador de la 'era Mouriño'. El presidente tomó posesión en 2006 y nunca ha escondido que ve en el Barcelona una referencia para el Celta en lo tocante a estilo de juego y trato de la cantera. Es por ello que el máximo mandatario del club ha apostado hasta en cuatro ocasiones por técnicos imbuídos en la filosofía que Johan Cruyff empezó a impregnar en Barcelona hace ahora casi tres décadas. Unzué completa una lista formada por otros ex jugadores del Barça como Stoichkov, Eusebio Sacristán y Luis Enrique.
De hecho, Mouriño introdujo a un entrenador con pasado culé en la primera ocasión que tuvo. Fue en la temporada que se estrenaba como máximo mandatario del Celta, en el año 2006 con el Celta comandado por Fernando Vázquez en una temporada que el club regresaba a Europa. Pero la mala dinámica de resultados y hundió al equipo en la zona de descenso con 27 puntos a falta de nueve jornadas para acabar la temporada. En ese momentos la directiva de Mouriño cesó a Vázquez y llamó a Hristo Stoichkov, que hasta ese momento era el seleccionador de Bulgaria.
Su debut fue esperanzador con una victoria ante el Deportivo que sacaba al Celta de la zona de descenso pero el equipo no mejoró lo suficiente: encadenó 5 derrotas y 3 victorias para cerrar la temporada y por ello descendió a Segunda División. La directiva ratificó al búlgaro para el periplo por la división de plata, pero solo duró siete partidos después del mal inicio de temporada (3 victorias, 3 empates y una derrota).
La segunda apuesta de Mouriño por la filosofía culé llegaría año y medio después. Fue con Eusebio Sacristán y si bien sus resultados con el equipo fueron más bien discretos en las dos temporadas que estuvo en Vigo (un décimo séptimo y un duodécimo puesto en Segunda) sus méritos estuvieron en la construcción del equipo basado en la cantera. Con el míster vallisoletano llegaron las oportunidades para una prometedora generación de jugadores formados en A Madroa: Hugo Mallo, Roberto Lago, Sergio Álvarez, Yoel, Túñez, Joselu y, como no, Iago Aspas.
El último inquilino que pasó por la factoría Barça fue Luis Enrique. El asturiano recogió aun Celta recién salvado en la última jornada por Abel Resino y supo consolidar al equipo en Primera, aunque sufrió en la primera parte de la temporada para conseguirlo. 'Lucho' se centró en recuperar el sistema de juego ofensivo y de posesión que el equipo había sacrificado en pos de conseguir la permanencia y, por el camino, intentó dar minutos a jóvenes talentos de A Madroa como Rubén, Santi Mina o David Costas.
Su campaña terminó con un Celta en la novena posición y al que le sobraron jornadas para conseguir la permanencia. Su segundo de aquella, Juan Carlos Unzué, tiene ahora el reto de superar al que ha sido su jefe los últimos cuatro años.