Pape Cheikh se ha despedido este lunes del Celta tras más de tres años vistiendo la elástico celeste. El jugador fue traspasado la semana pasada al Olympique de Lyon, pero no ha querido perder la oportunidad de decir adiós al club que le ha visto crecer durante las últimas temporadas. Su último acto como celeste, posar con el carné de socio que hoy 4 de septiembre ha recogido en las oficinas de Balaídos, un carné que ha pagado.
El senegalés ha acudido a la sala de prensa de Balaídos para recordar su trayectoria visiblemente emocionado: "Recuerdo cuando debuté en Primera ante el Espanyol y el segundo partido, cuando marqué al Granada", rememoraba, antes de echar un último vistazo al césped.
"Le doy las gracias al club, a mi familia, a los aficionados, a sus trabajdores y en especial al presidente, Carlos Mouriño. Seguiré siendo un seguidor del Celta desde Lyon", declaró el centrocampista, que no dudó en entonar por última vez el "¡Hala Celta!".
Aún así, Pape prefirió no despedirse de forma definitiva: "Me gustaría que no fuese un adiós, siempre lo he dicho. El Celta es mi casa y ojalá algún día me pueda retirar aquí". En cuanto a su traspaso, considera que el Lyon es "una buena oportunidad para crecer como futbolista".
El senegalés no esconde que no ha sido fácil decir adiós: "Me ha costado despedirme de todos mis compañeros. Siempre han estado ahí, ayudándome cuando lo necesité. El Celta es para mí es todo, me ha dado la vida. En todos los partidos tuve una oportunidad de jugar y todos me los llevo como recuerdo".
Pape saltó por última vez al césped de Balaídos tras asegurar que seguirá siendo "el mismo en Lyon": "Me alegra que la oferta sea muy buena para el Celta, pero no tendré más presión", concluyó.
Esta es su carta de despedida:
En el 2013 llegué al Celta y el tiempo ha pasado volando. Soñaba con el fútbol y tenía muchas ilusiones. Me he sentido como en casa, me han cuidado mucho, se han preocupado por mí y he estado muy protegido. Es un día muy especial para mí. Quiero dar las gracias al club por darme la oportunidad de despedirme de mi afición.
Tengo muchos recuerdos bonitos, pero en especial me quedo con estos dos: el primero fue cuando debuté en Primera División, contra el Espanyol en Balaídos, un recuerdo inolvidable. Y el segundo momento fue cuando marqué mi primer gol en Primera División, al Granada.
Hoy le doy las gracias a todas esas personas que me han ayudado a crecer como futbolista y como persona. A mi familia, al club, a sus dirigentes; en especial a su presidente, Carlos Mouriño, a mis compañeros, a los entrenadores, a los trabajadores y a una afición que siempre me ha tratado con mucho cariño, por todo esto me llevo a este club y a esta ciudad en mi corazón.
Seguiré al Celta desde Lyon como un celtista más. Gracias por todo. ¡HALA CELTA!