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El pequeño mariscal eslovaco

Alberto Bravo

Stanislav Lobotka era el gran tapado, su llegada en verano no causó ruido, venía de hacer una gran Eurocopa sub 21, pero nadie pensaba que podría quitarle el puesto a Radoja. Unos meses después es al revés, Lobotka es imprescindible en el Celta y ahora es el serbio el que debe esperar una oportunidad. Ante el Barcelona, Lobotka rozó la perfección.

 
El joven mediocampista eslovaco fue capaz de dominar toda la medular durante la primera mitad imponiendo su fútbol al de Busquets, Andre Gomes y Paulinho. El sólo, con poca ayuda de Jozabed y Wass, logró robar, distribuir y presionar al mediocampo azulgrana.
Realizó varios cortes de balón apoyándose en su menudo pero consistente físico y buscando siempre las mejores opciones para desarbolar la presión de los de Valverde. En la segunda mitad, cuando el Barcelona apretó más Lobotka sufrió como el resto del equipo.
Casi sin ayudas, el eslovaco tuvo que aguantar el tirón hasta que Unzué dio entrada a Brais Méndez, momento en el que Lobotka resurgió y volvió a hacerse con el mando del Celta y del partido. Con sólo 1,70 el internacional eslovaco demostró ante el Barcelona la grandísima calidad que atesora en sus botas y el enorme despliegue físico que es capaz de desarrollar durante 90 minutos.
Lobokta se graduó con matrícula en Balaídos ante uno de los mejores equipos del mundo, era el tapado en verano, ahora es el mejor fichaje que realizó el Celta. Su precio, cinco millones, parece una ganga. El eslovaco está llamado a ser el nuevo mariscal celeste.

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