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Emre Mor, cara; Pione Sisto, cruz

Emre Mor y Pione Sisto, jugadores del Celta.
Alberto Bravo

El Wanda Metropolitano fue el escenario del regreso de Emre Mor a la titularidad 19 jornadas después. El internacional turco, al que Fran Escribá está dispuesto a recuperar, disputó 65 minutos, lo que supone el 18% de todos los minutos que ha jugado en Liga este curso. Su encuentro, discreto, contrastó con un evidente cambio de actitud. Esto no sucedió con su sustituto, un Pione Sisto que ni por juego ni actitud en el campo se acerca al jugador que había fichado el Celta hace tres temporadas.

Estos dos jóvenes extremos han sido la cara y la cruz del último encuentro disputado por el Celta. Emre Mor ha vuelto, por ahora la noticia es esa, su regreso. De su juego e importancia se podrá hablar si sigue teniendo opciones en las últimas seis jornadas de liga. Pero ante un futbolista tan especial y que ha generado tantos problemas, el simple hecho de que su actitud cambiase en los entrenamientos, como confirmó Escribá, y en el campo, ya es un gran paso.

El turco estuvo atento de su par Filipe Luis, colaboró en la defensa logrando realizar cuatro entradas exitosas. Su intensidad se notó en las tres faltas que cometió, las mismas que Mallo y Boufal. En ataque sólo realizó un regate, una de sus especialidades, y no llegó a disparar.

Su distribución de juego tuvo luces y sombras, realizó 14 pases correctos con un 71% de acierto, el más bajo de toda la medular celeste, pero es que a Emre se le notó falto de ritmo y de fondo físico. Su partido, desde luego, no pasará a la historia, pero es el primer de una gran cantidad de pasos que tiene que dar para volver a ser un futbolista de élite.

La cruz fue para el jugador que sustituyó a Emre Mor, Pione Sisto. El extremo danés sigue siendo una sombra del jugador que se hizo dueño del ataque izquierdo del Celta a base de regates, goles y asistencias. Sisto, que atraviesa un tremendo bache del que no da salido, entró al campo con el 1-0 en contra y no se le vio enganchado en ningún momento al partido.

Sus números estadísticos no son malos, realizó cautro regates, intentó una asistencia y participó más en el juego que Emre Mor dando 18 pases. Incluso llegó a realizar un disparo. En defensa su encuentro fue inexistente, y esa es la imagen que quedó del danés, un futbolista indolente sobre el césped, que andó más que corrió y que en ataque se volvió a perder en sus regates hacia la nada.

Ninguno, a día de hoy, es una solución para tapar el agujero que hay en la banda derecha del Celta ante la ausencia de Brais Méndez, que sigue recuperándose de una rotura fibrilar. Hasta el momento, el canterano, sin ser un jugador de banda, ha sido el futbolista que mejor rendimiento ha dado al equipo en una posición sin dueño desde hace temporadas, y que tuvo que ocupar Iago Aspas en infinidad de partidos.

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