El Celta y la manta corta: ahora que mete goles, encaja muchos más
El Celta de Vigo arrastra problemas de cara al gol desde el inicio de temporada en LaLiga Santander. Pese a la inversión en la parcela ofensiva, donde llegaron Denis Suárez, Rafinha Alcántara, Santi Mina y Toro Fernández, faltó eficacia en el tramo inicial. Ahora que los goles llegan, con el nuevo sistema de Óscar García, también ha comenzado a encajarlos en mayor medida.
Y es que el Celta de Fran Escribá anotó tan solo seis goles en 12 partidos. Es decir, una media de 0.5 goles anotados por partido. No obstante, tan solo encajó 15 tantos en 12 partidos: o sea, 1.25 goles encajados por juego.
Los números del Celta de Óscar García son muy distintos a los del Celta del técnico valenciano. En la parcela ofensiva se ha desatado: ha logrado anotar ocho goles en tan solo cuatro partidos. Es decir, una media de dos tantos por partido. Sin embargo, la cifra de goles encajados también ha aumentado ostensiblemente: el cuadro vigués ha encajado un total de 10 goles en tan solo cuatro duelos. O sea, 2.5 tantos por duelo.
No cabe duda de que este Celta es muy distinto al anterior. A través de un sistema de presión intensiva y una intencionalidad mucho más vertical, ha conseguido ponerse en situaciones de gol con mucha más frecuencia. No obstante, eso también tiene su contraprestación: y es que, al estar mucho más expuesto, las ocasiones de peligro son mucho más claras. Jugando mucho más abierto, ofrece más facilidades a los rivales al contragolpe.
Por ello es un equipo que, para funcionar a la perfección, necesita robar muy arriba. Con jugadores como Okay Yokuslu, Lobotka o Pape Cheikh, busca la presión a todo el campo para interceptar la pelota y, en pocos toques, poner a Iago Aspas, Rafinha o Pione Sisto en situación de gol. Un cambio de dinámica que aún debe asentarse pero que, estadísticamente, resulta muy evidente.