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Las lágrimas de Aspas, el momento más emotivo del 2019 celeste

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Alberto Bravo

El Celta de Vigo cierra un aciago año 2019. Tras haber salvado la categoría en un agónico fin de curso, el equipo vigués no ha sabido reaccionar y en estos momentos vuelve a ocupar puestos de descenso. El año 2019 vuelve a estar marcado por la gigante figura de Iago Aspas, qué sería o qué será del Celta sin el moañés es algo que el celtismo no quiere ni imaginarse.

El delantero volvió a ser el líder de un equipo desnortado y en muchos momentos vencido y superado, especialmente ante la ausencia de Aspas. Por ello el momento más importante y emotivo, en clave celeste, que deja este 2019 son las lágrimas de Aspas tras remontar el partido ante el Villarreal con dos goles suyos tras tres meses lesionado.

Aspas llorando en el banquillo (Foto: LaLiga).

El 30 de marzo de 2019 será recordado durante mucho tiempo por el celtismo. El equipo se jugaba la vida ante un inesperado rival directo como el Villarreal en Balaídos. Aspas regresaba tras tres meses lesionado con la 'obligación' de liderar a los suyos pero todo comenzó de la peor manera posible.

En una pésima primera mitad el cuadro castellonense se ponía 0-2 por delante. El segundo tanto, obra de Pedraza recorriendo todo el campo sin oposición, era el reflejo de un equipo que parecía muerto y sentenciado ya que en ese momento el Villarreal se colocaba con 4 puntos de ventaja sobre el Celta.

Aspas cambia todo

Todo cambió en el minuto 50, Aspas lograba recortar distancias con un lanzamiento directo de falta al que no llegaba Sergio Asenjo. El Celta se quedaba a un gol del empate y así, al menos, mantenerse solo un punto por debajo del Villarreal.

En el 71' la dupla uruguaya, Lucas Olaza y Maxi Gómez, ponían el segundo en la cuenta celeste. Un prodigioso centro del lateral zurdo era cabeceado al fondo de las mallas por el joven 'nueve' del Celta. Balaídos enloqueció en el 85' cuando Gil Manzano señalaba el punto de penalti por una clara falta de Víctor Ruíz sobre Brais Méndez.

Aspas era el encargado de materializar la pena máxima engañando por completo a Asenjo. En ese momento era sustituido por Fran Escribá bajo el atronador aplauso de la bancada que veía como su líder había resurgido como ave fénix de las cenizas de su lesión.

Sus lágrimas, las de un celtista de cuna

Aspas llorando en el banquillo del Celta (Foto: LaLiga).

Y estalló, como un niño pequeño rompió a llorar, la tensión acumulada, el gigante saco que llevaba a su espalda, donde iba la salvación del Celta, los meses sin jugar... todo eso hizo que Aspas mostrase su lado más humano, el del seguidor de un equipo al que hasta ese momento nadie había encontrado solución. Su rostro, bañado en lágrimas, recorrió medio mundo. Sus lágrimas son, sin lugar a dudas, la imagen que deja el Celta en 2019.

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