Un punto que sabe a gloria, a victoria, a esperanza y optimismo, un punto que saca al Celta de Vigo de los puestos de descenso y confirma su buen momento de forma ante un Real Madrid que buscó la victoria de principio a fin. El Celta saca un merecido empate del b gracias a los tantos de Smolov y Santi Mina.
Junto, sin conceder espacios pero cediendo la iniciativa del juego al Real Madrid, así salió el Celta de Vigo al Santiago Bernabéu. Agazapados esperando su momento y sin apenas poder saborear el balón, al menos durante los primeros cinco minutos del encuentro porque en la primera jugada trenzada del cuadro de Óscar García Junyent llegó el gol, en una genialidad de Aspas definida a la perfección por Fédor Smolov.
Iago Aspas recibía el esférico, Smolov, perfectamente colocado entre los dos centrales tiraba el desmarque y controlaba el pase al espacio del moañés para plantarse delante de Courtios y, con un disparo raso al palo, abrir el marcador. El tanto celeste espoleó a un Real Madrid herido que siguió llevando el peso del juego y llegando con peligro a los dominios de Rubén Blanco.
Primero Murillo, con un despeje en el área pequeña, luego Rubén Blanco, atrapando un centro de Marcelo y posteriormente Casemiro, que de primeras se inventaba una ocasión con un fortísimo remate desde 25 metros, eran protagonistas en las acciones de ataque del Madrid pero el Celta era capaz de llegar al minuto 20 con ventaja en el marcador.
Porque en ese minuto el Celta volvió a intentar picar con una contra dirigida por Rafinha y Aspas que encontraron de nuevo a Smolov. En esta ocasión el delantero ruso apostó por devolvérsela a Rafinha en lugar de rematar a puerta. Su pase se marchó largo mientras Óscar García, con el gesto visiblemente contrariado, se lamentaba de la oportunidad perdida.
Pequeñas puñaladas de un Celta que vivía agazapado en su campo pero que cada que podía asomaba la cabeza para recordarle al Real Madrid la calidad que atesora la delantera viguesa, especialmente de un Rafinha que estaba volviendo locos a los mediocentros merengues cada vez que disfrutaba del balón en sus pies.
En medio del intento de asedio merengue, con un Celta cómodo en bloque bajo y sin conceder un solo remate entre los tres palos tuvo que ser Courtois el salvador del Real Madrid con una parada antológica a un cabezazo de Aidoo tras centro, desde el saque de esquina, de Lucas Olaza.
El central ghanés se deshacía de su par y complemente solo colocaba el balón a la cepa del poste donde, de manera inverosimil, aparecían los guantes de Courtois para lograr mantener a lo suyos en el partido mandado el esférico a córner.
En esa segunda jugada Carvajal empujaba de manera clara a Aspas pero ni Alberola Rojas ni el VAR dirigido por Munuera Montero señalaron un claro penalti sobre el moañés antes de que el colegiado señalase el final de la primera mitad. El VAR si acertaba al comienzo de la segunda mitad cuando Ramos celebraba un gol marcado en claro fuera de juego aprovechándose de un encontronazo de Kevin Vázquez y Casemiro que dejó maltrecho al lateral diestro celeste.
Y por la banda del canterano llegó el tanto del empate del Real Madrid, Benzema, siempre cayendo a ese costado, conectó con Marcelo que cedió atrás hasta un Toni Kroos que, fiel a su cita con el gol ante el Celta, batía a Rubén Blanco con un ajustado disparo al palo corto en el 52'.
Kevin Vázquez no podía seguir y Óscar, sin defensas en el banquillo, daba entrada a Pione Sisto reorganizando al Celta con Aidoo de lateral derecho y Pione de extremo diestro con una defensa de cuatro hombres. El cambio de sistema no variaba la dinámica del encuentro y el Real Madrid se encontraba en el 63' con un regalo, estúpido e innecesario, de Rubén Blanco.
El meta celeste cometía un absurdo penalti sobre Hazard que no tenía opciones de llegar a un balón que se iba por línea de fondo, pero Rubén Blanco derribaba al belga y Alberola Rojas señalaba el punto de los once metros donde Ramos daba la vuelta al marcador. Con la remontada conseguida por el Real Madrid el partido bajaba de ritmo antes de que Alberola Rojas perdonase una roja a Bale que se lanzó, en medio del campo, a cazar por detrás a Rafinha lo mismo que Carvajal poco después.
El objetivo del cuadro local parecía claro, Rafinha no podía jugar con libertad ante el miedo a que pudiese seguir generando ocasiones que pudiesen suponer el empate del Celta. Con Denis Suárez en lugar de Smolov y Santi Mina por Bradaric el Celta buscaba el tanto que obrase el milagro.
Los dos cambios daban razón a Óscar con una jugada maravillosa que terminaba con el tanto de Santi Mina. El Celta tocaba y tocaba en la frontal merengue hasta que Denis, con escuadra y cartabón, dibujaba en pase milimétrico a un genial desmarque de Santi Mina que cruzaba el balón para batir a Courtois y poner el ansiado empate en el marcador.
Entraba el Celta, con un punto y fuera de los puestos de deescenso, a un eterno descuento de cinco minutos donde los dos equipos mostraban el agotamiento, fruto de una batalla titánica, y a su vez las ganas por llevarse los tres puntos. Pudo marcar el Celta, también el Real Madrid, y hasta Gudelj terminó expulsado por meter un segundo balón al campo.
El Celta, este nuevo Celta que ha resurgido de sus cenizas y parece un equipo nuevo, lograba sumar un merecido punto del Santiago Bernabéu que le permite salir de los puestos de descenso y afrontar el futuro con confianza y optimismo.