Rodri Baster, fundador de la agencia de representación de jugadores Promoesport y actual Director de Promoesport International, ha pronosticado un mercado futbolístico conservador y con una caída del precio de entre un 25 y un 30 por cien como consecuencia de la crisis por el coronavirus, que ya ha frenado algunos movimientos. Un dato que podría beneficiar de forma clara al Celta de Vigo que prevé hacerse con Rafinha, Murillo y Olaza en propiedad en un mercado a la baja donde podría negociar descuentos en sus opciones de compra o firmar jugadores a un coste menor del que se manejaba hace unos meses.
Desde Sevilla, donde pasa estos días de confinamiento con la familia, siempre pegado al teléfono, Rodri Baster atiende a Efe para analizar cómo se moverán los clubes a la hora de incorporar jugadores de cara a la próxima temporada. Acostumbrados a traspasos multimillonarios vaticina que, al menos este año, el mercado se resentirá y no seguirá la tónica de los anteriores.
Confiesa que su agencia, que representa a unos 350 futbolistas y ha realizado más de 2.000 operaciones en todo el mundo, ha tenido "varios clientes afectados" por la pandemia de coronavirus, pero "asintomáticos o con sintomatología leve", por lo que se da "por satisfecho". Entre sus representados se encuentran Iago Aspas, David Juncà, Iván Villar, Moha y Dani Molina, todos en el Celta de Vigo.
A nivel económico, defiende que, "a día de hoy, el sector del fútbol está mucho más sano que en la crisis del 2008", que, en su opinión, resultó "devastadora porque los clubes y la patronal estaban quebrados, no había una Liga fuerte, no había venta conjunta de derechos de televisión y cerca de 30 clubes entraron en concurso de acreedores".
"No es la realidad actual, con un reparto televisivo más equilibrado, una Liga cohesionada y fuerte y eso, unido a que equipos han entrado en ERTE o han negociado reducciones de salarios, hace que el cajón de la temporada 2019/20 se salve. Si se vuelven a jugar las competiciones, aunque sea sin público, la pérdida será cuantiosa pero soportable", asegura.
En cambio, advierte, si en la temporada 2020/21 los partidos se juegan a puerta cerrada "o las televisiones redujeran sus pagos a los clubes, la liquidez de estos se vería mucho más afectada y también los mercados".
Si ese cóctel se produce, arguye, "sin ninguna duda los más afectados van a ser los equipos grandes, que seguramente serán también los que antes salgan" de la crisis, ya que una parte importante de los ingresos depende, indica, de la venta de "entradas y merchandising".
En ese caso, se generaría una cadena: "Si los clubes top no inyectan dinero al mercado, obviamente los traspasos serán mucho menores" y los clubes que están a un nivel inferior "no tendrán mucho dinero que gastar".
No obstante, precisa que para aquellos clubes que se encuentran en mejor situación económica, menos hipotecados, surge una oportunidad y pueden aprovechar la ocasión "para dar un paso adelante a nivel cualitativo con respecto a algún competidor que tenga más dificultades financieras a corto plazo".
Esas serán las excepciones porque, a su juicio, se avecina un mercado "más conservador" para los clubes, "bien por falta de liquidez o por prudencia", y estima que "los precios de los traspasos van a sufrir un retroceso, una minusvalía de entre el 25 y 30 por cien".
"Los clubes que no tienen necesidad de vender, van a aguantar y esperar al siguiente mercado a ver si es normal para vender en los precios de los últimos años; y aquellos que no tengan más remedio que vender para equilibrar el balance o crecer en alguna otra área, tendrán que hacerlo por debajo del valor que en principio le hubiera ofrecido el mercado", asegura.
De hecho, revela que ya hay operaciones que han quedado congeladas porque "la incertidumbre es muy mala para cualquier mercado, no solo para el futbolístico, a la hora de invertir".
"Hay muchísimos clubes que lo que han hecho es paralizar la situación para ver el escenario que habrá en uno, dos o tres meses y eso hace que las operaciones en curso se hayan frenado, aunque hay alguna renovación que se está haciendo. En estas situaciones de incertidumbre todos tienen tendencia a ser conservadores y no aventurarse", razona.
Con todo, recuerda que el fútbol ya "ha tenido que reinventarse en los últimos años para ajustarse a los sectores financieros, al 'fair play', y eso hace que sea un sector muy acostumbrado a reajustarse".
Rodri explica que, con las normas económicas que impone LaLiga, "no hay posibilidad" de que los clubes se endeuden, pero ante el nuevo escenario podría darse que la patronal fuera más "flexible".
"Para lo bueno y lo malo, el fútbol es un sector que tiene frenazos y acelerones más fuertes y acabará saliendo antes que cualquier otro sector empresarial que se va a ver más afectado a corto y medio plazo", sentencia.
A corto plazo se avecina otro problema, los contratos que finalizan el 30 de junio en una Liga que, si se reanuda, acabará más allá de esa fecha.
"Un decreto de FIFA sobre eso facilitaría muchísimo que todo el mundo se pusiera de acuerdo, pero si se deja a la libre negociación, habrá clubes que se sentirán perjudicados, otros beneficiados y lo mismo con los jugadores. Las reglas del juego han cambiado durante el partido y hay que intentar ajustarlas, pero habrá que aceptarlo de una forma natural", afirma.