Miguel Torrecilla concedió este fin de semana una entrevista a Gaceta Cartagonova rompiendo su silencio por primera vez desde el anuncio del Sporting de Gijón del pasado 4 de mayo, cuando decidó comunicar la no continuidad del salmantino al frente de la dirección deportiva del cuadro asturiano.
Más allá de hablar sobre su actual equipo, al que pertenecerá ligado contractualmente hasta el 30 de junio, Torrecilla desveló algunas de sus sensaciones sobre la vuelta del fútbol, así como algunos de sus recuerdos de su etapa en el Celta de Vigo.
En Balaídos vivió, durante siete temporadas (2009-2016), su primera gran experiencia en un club de élite del fútbol español. Previamente había trabajado para el Novelda, Cartagena y Salamanca, antes de dar el salto a Galicia en sustitución de Ramón Martínez, que con el beneplácito de Florentino Pérez pasó a ocuparse de la cantera del Real Madrid. Fue el propio Martínez quien recomendó a Torrecilla para el puesto, dada la situación económica del cuadro vigués en aquel momento y su experiencia en clubes más modestos.
"El Celta decide contratarme durante la crisis más dura que ha existido en ese club, con 93 millones de deuda, ley concursal... Mis reuniones con el director general sólo eran para hablar de los jugadores del Celta B. Ramón Martínez ya me avisó de que era un decisión dura, pero que me veía preparado porque venía de categorías difíciles", cuenta.
Conformar la plantilla no fue fácil, asegura. Tuvo que trabajar codo con codo con el entrenador en un equipo con gran presencia de jugadores de la cantera. "Trabajo con la ayuda de Eusebio Sacristán y ese año 12 jugadores del filial aparecen en el primer equipo. Diez con dorsal -dos con ficha del filial para subir y bajar-, entre ellos Iago Aspas como referente de esa generación de jóvenes", desvela.
Esa temporada, la 2009-10, sería la primera del delantero de Moaña como jugador a todos los efectos del primer equipo, después de dos cursos alternando actuaciones con el equipo B. Esa campaña jugó 43 partidos, siete en Copa del Rey, y anotó un total de seis goles entre las dos competiciones. La temporada de su explosión llegaría un par de años más tarde, la que auparía al Celta de vuelta a Primera, gracias -en parte- a sus 23 goles en 35 partidos.
Un proceso que inició él y que, cuenta, es el "embrión" del Celta actual, más sustentado en la cantera. "Ese Celta pasa a una filosofía de intentar garantizar entre 45-50% de jugadores de cantera. De ser un proyecto de intentar estar en Europa, pelear con el 'Súperdepor'... a ser un equipo canterano y formador, que es el actual Celta, aún estando en Primera División, mirando mucho a la cantera. Once años después se sigue haciendo: la cantera, antes que cualquier fichaje. Eso sí, en Primera División siempre es más difícil, y eso me pasó a mí", concluye.