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Ocho años con los mejores

Oubiña manteado por la afición (Foto: RCCV).
Alberto Bravo

No fue el partido más emocionante de la historia del Celta de Vigo, posiblemente sea todo lo contrario, uno de los encuentros más aburridos y soporíferos que recuerden los aficionados presentes ese 3 de junio de 2012 a Balaídos. Pero a nadie le importaba el juego esa tarde, lo realmente relevante era certificar el ascenso a LaLiga Santander.

Celta y Córdoba necesitaban un punto para completar sus objetivos, los vigueses ascenderían de forma directa con el Deportivo de La Coruña y el cuadro andaluz certificaba su clasificación para el play off de ascenso.

Con esta premisa el empate a ceros estaba cantado pero tras el pitido final Balaídos estallaba de júbilo tras muchos minutos cantando A Rianxeira, haciendo la ola o alentando a los héroes del ascenso, los canteranos salidos de A Madroa con Aspas al frente.

La fiesta sobre el césped de Balaídos fue el anticipo de lo que iba a suceder en la Praza de América ese mismo 3 de junio y posteriormente en el balcón del Concello de Vigo. El Celta abandonaba el infierno de la Segunda División tras cinco años de penurias y dificultades.

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