Óscar García Junyent, entrenador del Celta de Vigo, elogió este lunes al internacional español Iago Aspas porque, a su juicio, “nunca prioriza lo personal sobre el equipo y el club”, por eso entiende que los dirigentes del club gallego deberían plantearse “hacerle un estatua a Iago o cambiarle el nombre a Balaídos”.
“Soy un afortunado de haber podido entrenarlo”, dijo el técnico catalán en una entrevista en el programa Ao Contraataque de la Radio Galega. Donde además dejó claro que Aspas, pese a su amistad con Mallo, entiende que él decidiera retirarle la capitanía por sus últimos episodios de indisciplina.
Óscar García, que se jugará su continuidad en el banquillo de Balaídos en el próximo partido liguero contra el Elche en el Martínez Valero, confesó que le “encantaría” ser “el entrenador del año del Centenario -2023-. Aunque asume que los técnicos tienen “una fecha de caducidad” que está supeditada a los resultados.
“En un año han pasado muchas cosas. Seguro que en este tiempo yo he hecho cosas mal y el club también”. Reconoció el preparador del Celta, que encadena seis jornadas sin ganar tras ser goleado ayer por la Real Sociedad (1-4).
No escondió que el Celta “no es el club" que se esperaba cuando hace un año decidió aceptar su oferta tras la destitución de Fran Escribá. Pero su “buena sintonía” con el presidente y máximo accionista, Carlos Mouriño, lo anima a seguir peleando por cumplir los objetivos.
“Tengo la suerte de haber sido elegido por el presidente para ser el entrenador de este equipo. Cuando hay algo que no me ha gustado lo he hablado con él. Es una persona que tiene mi máximo respeto, tome las decisiones que tome porque se juega su dinero para salvar al club de su corazón. Es de pocas palabras pero da gusto hablar con él”, sostuvo.
Óscar García también aprovechó para mandar un mensaje a sus detractores dentro del club: “Hay mucha intereses creados, muchas filtraciones, mucha gente que habla por la espalda. Tengo la conciencia tranquila y yo duermo tranquilo. Cada uno tiene un interés y mi faena es tener el respaldo de los jugadores y estoy convencido de que lo tengo”.
“El presidente viene mucho a los entrenamientos pero hay otra gente que no viene nunca y no sabe la forma de trabajar y su opinión me importa poco”, criticó el entrenador celeste, quien reiteró que se siente “con fuerza” para revertir la actual crisis deportiva: “Cuando llegué el año pasado la situación era mucho más complicada, pero necesitamos ganar”.
Subrayó que ganar en Elche permitiría al Celta “ganar confianza” y situarse “en mitad de la tabla”, por eso no espera que el choque del Martínez Valero sea “el último” de su etapa en Vigo, aunque es consciente de que “muchas veces el entrenador es el último en enterarse”.