El Celta de Vigo nunca había tenido que sufrir tanto con Eduardo Coudet, la SD Huesca peleó hasta el último suspiro por arrancar un empate en Balaídos pero Rubén Blanco hizo dos grandísimas paradas para dar valor a los goles de Nolito y Aspas. Los vigueses suman 16 de los últimos 18 puntos en juego y se sitúan cerca de Europa tras sufrir lo indecible en el último partido de un convulso 2020.
Lo advertía en la previa el Chacho Coudet, el Huesca es colista pero su juego no se corresponde a los pocos puntos aparecen en su casillero. El Huesca quiere el balón, se siente más cómodo con él, y desde el inicio del encuentro ante el Celta mostró que no estaba dispuesto a amilanarse y ceder el esférico a los vigueses.
Dos gallegos, Ferreiro y Mosquera, estaban marcado el ritmo del encuentro ante un Celta al que le costaba acercarse a la meta de Álvaro Fernández. La presión oscense y el vértigo que le querían meter al duelo hacía que los de Coudet no se encontrasen cómodos sobre el verde de Balaídos. Solo Aspas, con un pase filtrado al corazón del área, era capaz de doblegar el muro de un Huesca que respiró al ver como Nolito no era capaz de aprovechar la asistencia del moañés.
Si Aspas hacía diabluras Ontiveros no quería ir a la zaga, el habilidoso extremo cedido por el Villarreal, descuadraba a la zaga celeste con sus continuas diagonales. Al Celta le tocaba sufrir en unos 20 primeros minutos frenéticos ante un Huesca muchísimo mejor plantado sobre el césped. Aún así era el Celta, de nuevo por medio de Nolito, el que tenía una gran ocasión para abrir el marcador. Con todo a favor el gaditano marró un claro remate de cabeza a centro de Olaza.
Los de Coudet lograban, con el paso de los minutos, darle la vuelta al duelo pero Nolito volvía a fallar otra ocasión de gol. Pero en la cuarta no perdonaba, en el minuto 32 Aspas le regalaba el gol al andaluz. El Huesca perdía en la pelea de golpes ante un rival de mayor pegada. Denis Suárez robaba un balón clave en tres cuartos de campo, cedía la pelota a Aspas, que levantaba la cabeza para ver a Nolito solo, que solo tuvo que empujar la pelota. Con esa importante ventaja se iban los celestes al descanso, sabiendo que el Huesca no iba a rendirse en una segunda mitad que se presumía igual de complicada.
El Celta no quería volver a caer en la trampa de Huesca y desde el principio de la segunda mitad dejó claro que quería mandar sobre el juego y Nolito marraba una nueva oportunidad. Si el gaditano hubiese estado algo más acertado el Celta ya tendría la victoria en su zurrón pero le tocaba seguir luchando sobre un césped cada vez más cargado por la intensa lluvia que azotaba Vigo. Y si Nolito no tenía su mejor día de cara al gol sí acertaba asistiendo a Aspas.
Un pase del gaditano, al límite del fuera de juego, llegaba a las botas de Iago, este se plantaba delante de Álvaro Fernández y tras driblarlo ponía el 2-0 en el 61'. El Celta de Coudet se acercaba a una nueva victoria ante un meritorio rival que estaba cumpliendo a la perfección el guion que había detallado Coudet. Seoane mandaba el balón al palo para ratificar que tienen más fútbol que resultados, sin duda lastrados por sus limitaciones goleadoras.
Porque el 2-0 no hizo que los pupilos de Michel se rindiesen, Rubén Blanco salvaba el gol de Seoane en una acción en la que notaba una ligera molestia muscular que no le impidió terminar un encuentro que pudo sentenciar Mallo con una bonita internada que culminó con un disparo al palo corto. Al Celta, sin Aspas sobre el campo, se le estaba haciendo largo el encuentro a pesar de disfrutar de una cómoda ventaja en el marcador.
Nolito se iba a ir con un gol y una asistencia, números más que notables sino fuese porque en el 81' volvía a disponer de la enésima ocasión de gol. Coudet apostaba por refrescar su equipo con José Fontán y Baeza para intentar cerrar un encuentro que se complicó con el tanto de Seoane en el 83'. El Huesca, que nunca se dio por vencido, llegaba vivo al tramo final del encuentro.
Rubén Blanco se tuvo que volver a poner la capa de superman para sacar la pelota en la misma línea de gol a disparo de falta de Sergio Gómez. Coudet agotaba los cambios dando entrada a Aidoo para un larguísimo descuento de seis minutos con un Celta acorralado por un envalentonado Huesca que nada tenía que perder. Okay perdonaba en el 94' la sentencia al mandar su disparo pegado al palo largo de Álvaro y Murillo tenía que cortar un nuevo ataque visitante en un agónico final en el que Mallo vio la amarilla por un enfrentamiento con un rival en el área que terminó con un silbido final que liberaba a un Celta al que le tocó sufrir hasta el 97'.