Emre Mor, la apuesta más arriesgada del Celta de Vigo y su fracaso deportivo y económico más rotundo, vive ajeno a su futuro. El atacante turco, que no juega desde hace meses, aún tiene garantizado un año más de contrato con el cuadro vigués. Con una ficha que ronda los dos millones de euros brutos por campaña Emre Mor sabe que seguirá recibiendo, al menos un año más, unos importantes ingresos por no hacer nada. El jugador hace meses que no se entrena con el resto del equipo y Eduardo Coudet no quiere cerca al díscolo futbolista que ha decidido pasar unos días en una de las zonas más exclusivas de la Costa del Sol, Puerto Banús.
El futbolista turco, que estuvo en Copenhague estos últimos días asistiendo a una boda, como mostró en su cuenta de Instagram, ha vuelto a España para disfrutar de unas vacaciones en Puerto Banús una vez que está plenamente recuperado de sus problemas de pubis. Su lesión causó un gran cisma con el cuerpo técnico, al que no le gustó su decisión de tratarse en Dubái. Un tratamiento conservador de más de un mes que no sirvió para nada.
En Vigo se tuvo que operar, se perdió todo el curso por lesión pero lo cierto es que Eduardo Coudet tampoco hubiese contado con él. Carlos Mouriño le dejó un duro recado en Cope Vigo: "El que se quiera quedar se va a quedar. Sabe que va a cobrar religiosa y puntualmente. Entendemos que no quieren jugar al fútbol, que se han acomodado, que están muy cómodos en una posición, que ganan un dinero sin jugar y sin trabajar".
Emre Mor parece que se encuentra completamente ajeno a la pésima situación deportiva en la que se encuentra, a la caída en picado de su valoración y a la necesidad de realizar un último curso digno, fuera de Vigo, para encontrar un equipo que se interese por él más allá de 2022. Mientras tanto disfruta de su privilegiada situación económica en Puerto Banús, la zona más exclusiva y cara de Marbella.