El Celta B afila el cuchillo antes del derbi en Riazor

El Celta B es una apisonadora que aplasta a todos los rivales que se le ponen delante.  El Badajoz fue una muñeco de trapo en manos de los de Claudio Giráldez en Balaídos. El municipal es su fortín inexpugnable sobre el que han construido un equipo que puede pelear por todo, incluso por el liderato y el ascenso directo, de aquí a final de temporada. El 2-0 es un resultado corto a lo visto sobre el césped. Una victoria que precede a una de las semanas más esperadas del año, la de la visita a Riazor para superar en la clasificación a su eterno rival, el Deportivo.

Claudio Giráldez no podía contar para este duelo con Íker Losada, Lauti y Sergio Barcia. Tres importantes bajas en un filial que salía al césped con línea de tres centrales. Regresaba al once titular Hugo Sotelo, tras varias semanas en dinámica de primer equipo, y Miguel Rodríguez se situaba como el delantero del Celta B escoltado por Raúl Blanco y Hugo Álvarez en bandas.

No tardó el filial en tener la primera del partido. Sin que el Badajoz hubiese tocado el balón los de Claudio Giráldez, en una larga posesión, estuvieron a punto de marcar el 1-0 en una doble oportunidad de Hugo Álvarez tras centro Miguel Rodríguez. Kike Royo atajó el remate del ourensano en los primeros compases del duelo. No lo tuvo que lamentar porque inmediatamente después Raúl Blanco batió al meta pacense tras una gran asistencia de Carrique. El Celta B se ponía por delante en el minuto 5. Carrique tenía una más para dejar casi sentenciado el choque. El filial abrumaba al Badajoz a base de fútbol de muchos quilates.

Seguía dominando el Celta. Controlaba el partido a su antojo a base de largas posesiones. Del Badajoz apenas nada, un centro al área y un disparo de Adilson que tapó en dos tiempos Christian Joel. Los de Giráldez seguían con su partido, tenían un plan que ejecutar para llevarse los tres puntos. El 2-0 llegó desde el costado izquierdo. Fernando Medrano asistió a Miguel Rodríguez. El redondelano se plantó ante Royo para marcar su octavo gol en Liga con un disparo cruzado.

Tras el 2-0 el filial bajó sus líneas y se relajó en exceso. El colegiado le perdonó a Javi Domínguez y Miguel Rodríguez dos amarillas que podrían haber supuesto la expulsión. Miguel Rodríguez, poco antes había visto la quinta amarilla del curso que le impedirá jugar este próximo domingo en Riazor ante el Deportivo. Salvo esos pequeños errores del filial nada más pasó en una primera mitad en la que  el Badajoz no supo ni pudo plantarle cara al Celta B. Se salvó del tercero el cuadro extremeño en el último minuto de la primera mitad. Miguel Rodríguez cabeceó con violencia el balón tras saque de esquina. Tapó Kike Royo para evitar la goleada antes del fin del primer tiempo.

Quiso proteger Giráldez a su equipo con dos cambios al descanso. Miguel Rodríguez y Javi Domínguez dejaban su sitio a Pablo Durán e Iván López. El entrenador celeste no quería perder a ninguno de sus hombres por una expulsión. Nada cambió en este segundo acto. El Badajoz apenas superaba la medular y el filial buscaba el tercero con la velocidad de Pablo Durán y Hugo Álvarez.

Dominaba la pelota el Celta B. Las pocas ocasiones de la segunda parte eran para ellos. Hugo Álvarez mandaba el balón al larguero en una jugada en la que el línea había mostrado fuera de juego. Sobre el césped no pasada apenas nada mientras el encuentro se iba al último cuarto de hora. Tuvo la sentencia Manu Garrido a centro de Pablo Durán en el 75'. El de Tomiño protagonizó una preciosa jugada por banda derecha que a punto de meter en el fondo de las mallas el espigado delantero celeste con un buen testarazo.

Le tocaba debutar a Clemente Montes. El internacional chileno dejaba muestras de su gran calidad en una de sus primeras acciones con el balón en los pies. Estuvo más cerca el 3-0 que la posible reacción de un Badajoz que en ni un solo momento pudo competirle al Celta B. El filial, tras esta victoria, ya se prepara para su visita a Riazor. Un derbi, ante el Deportivo, en el que los chicos de Giráldez podrían desbancar al eterno rival en la clasificación tras el tropiezo de los de Óscar Cano en el Reino de León.