Al portugués Carlos Carvalhal le han bastado cinco meses en Vigo para enderezar el rumbo del Celta, con el que ha pasado de pelear por el descenso a rozar los puestos europeos, pero también para conseguir la revalorización de varios jugadores de la actual plantilla tras la apuesta que hizo Luís Campos en su contratación para suplir a Eduardo Coudet al frente del primer equipo.
El internacional sub 21 Gabri Veiga es el mejor ejemplo, pero no el único. Carles Pérez o Luca de la Torre, sin protagonismo durante la etapa de Coudet, se han convertido en piezas indiscutibles en el once celeste. Javi Galán y Unai Núñez han multiplicado su rendimiento, y el nuevo seleccionador, Luis de la Fuente, ya los tiene en su radar.
"Estamos aquí para ayudar a los jugadores a ser mejores, es nuestro trabajo: ganar partidos, tener un equipo competitivo y hacer que los jugadores mejoren día a día", apuntó Carvalhal en una de sus últimas ruedas de prensa.
El portugués aterrizó en Balaídos siendo, prácticamente, un desconocido pese a su exitosa carrera en Portugal. "Ha callado muchas bocas con un trabajo silencioso pero efectivo", apuntan en el Celta, donde algunos, salvando las diferencias por el carácter que distingue a ambos, ya lo comparan con Luis Enrique Martínez, el técnico que revolucionó los métodos de trabajo en A Madroa, la vieja ciudad deportiva del club hasta su traslado a Mos en noviembre de 2020.
Carvalhal busca en el Celta repetir lo que ya hizo en su país. Allí generó millones de euros para las arcas de dos clubes modestos como el Rio Ave y el Braga con la revaloración y venta de varios jugadores: Taremi, Nuno Santos o Matheus Reis explotaron con él en Vila do Conde; Paulinho, Esgaio, Galeno o Fransergio en Braga.
Además, el actual técnico celeste lanzó a jóvenes como Vitinha, cuyo traspaso al Olympique de Marsella dejó 32 millones de beneficio al Braga, que recaudó otros 20 por el central David Carmo, al que Carvalhal pulió en sus inicios.
"En nuestro club dejó una huella imborrable, igual no tan grande como en Braga, pero sí muy importante", señala el portugués Ramos, del Rio Ave. Son muchos, también en Vigo, los que destacan la capacidad de Carvalhal para recoger y analizar una enorme cantidad de datos que luego aplica en los entrenamientos y partidos.
En el vestuario del Celta, además, valoran que no le tiembla el pulso si tiene que dar “un toque” a un jugador. Lo hizo con Javi Galán, y lo justificó: "Tenía que hacer algo, un jugador de 100 no puede dar 60". También con un emblema como Hugo Mallo, al que mandó al banquillo cuando el ruido de su posible salida del club sintió que estaba afectando a su rendimiento: “Perdió el foco por los acontecimientos”.
Carvalhal acaba contrato el 30 de junio de 2024, pero el presidente y máximo accionista del club, Carlos Mouriño, ya dejó claro que su intención es renovarle. Quiere construir el Celta del Centenario bajo la doble C portuguesa: Luís Campos-Carvalhal.