El Papa Francisco recibió este lunes a una delegación del Celta de Vigo, con la presencia de su presidente Carlos Mouriño, del nuevo entrenador Rafa Benítez y la plantilla, con motivo de la celebración de su centenario y en su discurso recordó que los colores del club son los mismos que los de la camiseta argentina y también el pasado de migrantes de los gallegos. Al acabar la audiencia privada el presidente del club reconoció que pidió al papa que "dentro de su gran corazón, ahora le quedaba un resquicio para animar al Celta".
Para el presidente del Celta, "esta es una experiencia única, es algo que si no lo ves por mucho que te lo imagines, por mucho que lo sientas en la lejanía, no tiene nada que ver con la realidad". "La experiencia fantástica, el recibimiento y las palabras del papa muy cariñosas, nos vamos muy contentos".
Mouriño explicó a los medios españoles tras la audiencia de que fue un encuentro muy agradable porque en el equipo también hay jugadores argentinos y por coincidir "con los colores con la Albiceleste". El presidente destacó que la referencia a sus orígenes de emigrante le hizo pensar que "no fue una visita más". "Sino una visita que preparó que estudió lo que nosotros le dijimos y que lo amplificó, y eso es importante".
🇮🇹 𝑪𝒐𝒏𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏 𝑹𝒐𝒎𝒂 - 𝑽𝒊𝒈𝒐 💙
🔹 Carlos Mouriño: "Ha sido una experiencia fantástica. Las palabras de @Pontifex_es fueron cariñosísimas"
🔹 Rafa Benítez: "Se trata de un día de gran magnitud para todos. Fue un acto muy bonito"#100anosdeAfoutezaeCorazón pic.twitter.com/PeaQF87B07
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Al papa le regalaron un olivo que es el símbolo de la ciudad y una placa conmemorativa de esta visita y también le invitaron a visitar Vigo, aunque el presidente del club reconoció que es muy difícil y que aún tiene pendiente una visita a Santiago. Y también hubo una petición especial: "Le dijimos que a ver si dentro de su gran corazón, ahora le quedaba un resquicio para animar al Celta", explicó el presidente.
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Una audiencia privada para la historia#100anosdeAfoutezaeCorazón pic.twitter.com/8ldbkDPedZ
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Queridos hermanos y hermanas, querido obispo de Vigo, querido Monseñor Carballo:
Me es grato recibirles en esta celebración del primer centenario de este club deportivo. Muchas veces repetí que el deporte es motivo y ocasión para redescubrir y fomentar muchos valores de nuestra sociedad y, en ese sentido, el encontrarme con un club “gallego” es para mí algo que evoca tantas experiencias que como argentino viví en mi propia carne. Si se han dado cuenta, sus colores son los de la Virgen Inmaculada y también los de la camiseta argentina, casi como si nuestra Madre se hubiese querido engarzar entre las dos orillas de este gran océano que más que separarnos, nos ha unido para que no la olvidemos.
Don Carlos me decía en su carta que también él tuvo que cruzar el Atlántico para formar una familia; como tantos otros, seguramente contempló en la lejanía esa bandera blanquiceleste que desde la capitanía del puerto de Vigo los despedía. Y esta es la historia de tantos migrantes que llegaron a Argentina. Un pedacito de su corazón quedó allí esperándolo. No fue el único que lo dejó, y de alguna manera podríamos decir que el corazón de la humanidad está conformado por todos esos pedazos que quedándose y yéndose nos recuerdan en lo más íntimo que estamos todos unidos; que somos peregrinos en este tempestuoso mar de la existencia. Bueno, a veces no es tan tempestuoso.
Y si el azul que da color a su escudo muestra su confianza en la protección de la Virgen, la cruz de Santiago se alza como estandarte de victoria en la batalla de la vida. También la cruz, al recordar su patria gallega, la vincula con Europa y, en ella, a toda la cristiandad, que desde tiempo inmemorial peregrina tras las huellas del primer Apóstol que derramó su sangre por Cristo.
Tal vez algunos de ustedes ya se habrán fijado en el profundo sentido de este emblema que con tanto orgullo han defendido. A veces nos pasa que trabajamos tanto, luchamos, queremos ser felices, ganar, demostrar lo que valemos, pero absorbidos por defender nuestros colores, nos olvidamos de lo que significan. Recuperar siempre la historia poética. Sin embargo, las raíces son importantes, ellas son las que nos dan el sentido, las vuestras nos hablan de una tierra que no se cierra al hermano que llega como peregrino, y a unas gentes capaces de dejarlo todo para lanzarse a afrontar las más altas empresas. Espíritu de sana aventura y espíritu de hospedaje fraterno.
Tanto en el estadio como en la vida, vuestras armas, como la cruz de Santiago que los preside, son esos pequeños gestos a los que a veces no damos importancia: es vencer desde la humildad, trabajar en equipo sin confiarse en las propias fuerzas, comprendiendo que la victoria es de todo. Importante ese trabajo en equipo: cuando en el mundo del deporte no se trabaja en equipo, pierden todos. También es entregarse con generosidad, sin ahorrar esfuerzos, sabiendo que sacrificarse por el otro cuando es necesario, del mismo modo, es aceptar que el confrontarse con otros equipos sirve para mejorar, para aprender, para ponernos a prueba y aquilatar todo nuestro juego.
Y en este sentido, el otro, más que un oponente digno de respeto, es siempre un amigo bienvenido. Si nuestro juego y nuestra vida, coherentes entre sí, dan ese ejemplo, seremos capaces de trasmitir, no la pasión a unos colores que excluyen, sino el amor a lo que representan. A esas banderas blanquicelestes y ese camino del Apóstol que nos hacen capaces de atravesar océanos y unir continentes, esperando la corona de justicia que el Señor, el Juez, va a otorgar a cuantos esperan en Él.
Y no quisiera terminar sin mencionar un trabajo, un aspecto que es trabajoso, pero que hay que mantener siempre: la dimensión de amateur. Cuando el deporte, en este caso el de ustedes, pierde esta dimensión “amatorial”, de amateur, no tiene sentido, se transforma en una cosa comercial o simplemente aséptica, sin pasión. Conserven, por favor, esta mística “amatorial”. No pierdan nunca la dimensión de amateur.
Que Dios los bendiga a todos y que la Virgen los cuide. Gracias.
Francisco es hincha de San Lorenzo de Almagro junto con Independiente de Avellaneda son los dos clubes preferidos por los gallegos en Buenos Aires, habria que hacer numeros, pero no se si no hay mas gallegos hinchas de San Lorenzo que del Celta