Rafa Benítez ya no es entrenador del Celta de Vigo. El madrileño no ha podido cumplir su propósito, dirigir un proyecto de tres años al frente del equipo vigués. Solo han pasado ocho meses desde su rutilante fichaje a su inesperado despido. A lo largo de este tiempo el técnico fue perdiendo apoyos en todos los estamentos del club. Sus malos resultados, la ausencia de un fútbol mínimamente atractivo y propositivo, su nula autocrítica o sus palabras criticando los errores cometidos por la plantilla provocaron un cisma cada vez mayor que terminó con su destitución. La pérdida de confianza del vestuario en su trabajo terminó convenciendo a Marián Mouriño y Marco Garcés, que habían apostado por mantener a Rafa Benítez en el cargo al menos hasta final de temporada.
Ese es un punto importante. En el club ya habían decidido que tras este curso se iban a sentar con Rafa Benítez para cortar el año de contrato blindado que tenían firmado el técnico. En el Celta ya habían asumido que Rafa Benítez no iba a ser el entrenador de la temporada 2024/25. Esa pérdida de confianza, que ya era clara, terminó precipitando su salida este pasado martes. El entrenador no se lo esperaba, de hecho su reacción al conocer su despido en boca de Marco Garcés, fue de decepción y enfado.
A lo largo de los últimos meses, especialmente desde enero, su discurso en el vestuario no había calado. La plantilla, en varias ocasiones, quiso cambiar la manera de jugar. Querían volver a practicar un fútbol propositivo, con la pelota como protagonista. Rafa Benítez, basándose en los datos acumulados en los entrenamientos y partidos, se negó a ese cambio de juego aduciendo que la única manera de salvar la categoría era desplegando un fútbol defensivo, de contraataques y transiciones.
En el vestuario, con algunos momentos tensos como los que se vivieron con Vicente Guaita antes del partido ante el Cádiz, se entendía que no se estaban preparando de manera adecuada los partidos. Tampoco se estaba desgranando al equipo rival. Las palabras de Rafa Benítez a su equipo, apuntando a que la mala situación clasificatoria estaba provocada en gran medida por los errores de los jugadores, no gustó en la plantilla. El portero, llegado este verano del Crystal Palace, le pidió también autocrítica. Tampoco sus palabras en rueda de prensa en las que no dudó en señalarlos mientras sentenciaba que su metodología siempre ha sido exitosa a lo largo de su carrera.
La desconexión con una parte importante del vestuario fue en aumento. Especialmente con los jugadores importantes en el Celta, los titulares. En el club intentaron mantener al entrenador hasta final de temporada. Se confiaba en que pudiese cerrar la salvación. Rafa Benítez no es destituido por su derrota en el Santiago Bernabéu. Su despido se fue fraguando en las últimas semanas, al menos las razones para su destitución.
En A Sede, tras los últimos acontecimientos, vieron que Rafa Benítez ya no era la persona indicada para seguir el frente del equipo. Se entendía que con él en el cargo de entrenador el descenso era una realidad más que factible. Por eso el lunes por la noche se decide su destitución. Rafa Benítez no entiende las razones de su marcha. Desde su entorno, tal como explicó ElDesmarque, señalan que el Celta no le dio el proyecto prometido. Sus malos resultados, con solo cinco victorias en 28 partidos, no fueron la única razón que provocó su despido. La pérdida de confianza del club, y sobre todo del vestuario, precipitaron su salida. El Celta asume que deberá abonar casi nueve millones de euros en el entrenador más caro de la centenaria historia del club vigués.