La grandeza de Iago Aspas es esta: acabó fundido y en el suelo tras liderar una vez más al Celta

Iago Aspas brindó su enésimo recital a la hinchada de Balaídos. El capitán del Celta de Vigo fue clave en la victoria de este domingo ante el Villarreal CF. El moañés comandó el juego de los suyos, poniendo de gol en varias ocasiones a sus compañeros. Cuando peor se puso el partido, tiró de veteranía para provocar un penalti. Y como no podía ser de otra forma, el propio Iago Aspas lo ejecutó a la perfección.

El '10' del Celta de Vigo, una jornada más, volvió a ser el futbolista más destacado del equipo de Claudio Giráldez. Y eso que el choque ante el submarino amarillo no comenzó nada bien. Alberto Moreno adelantó al equipo visitante con un gran zurdazo. El ánimo celeste resurgió con la dura entrada de Santi Comesaña sobre Williot Theo Swedberg que acabaría costándole la expulsión directa.

Iago Aspas volvió a vaciarse por el Celta

Fue entonces cuando Iago Aspas tiró de veteranía. En una jugada que parecía que no iba a ningún sitios, el moañés provocó el agarrón de Álex Baena que acabaría en pena máxima. El capitán vigués agarró el esférico y resolvió para equilibrar el partido.

Minutos más tarde, Strand Larsen aprovecharía a la perfección un envío de Damián para poner en ventaja al Celta de Vigo en el luminoso de Balaídos. Todo parecía visto para sentencia, con un cuadro celeste apretando y fallando ocasiones claras de gol. Hasta que apareció Gonçalo Guedes para igualar la contienda de nuevo con un zapatazo.

Y de nuevo, el Celta de Vigo tuvo que aferrarse a su mago. Iago Aspas puso en bandeja el tanto decisivo a Douvikas con un pase de puro genio. El moañés se inventó una asistencia que el ariete celeste no desaprovechó y que certificó la permanencia virtual del Celta.

A sus 36 años, Iago Aspas sigue echándose a su equipo a la espaldas cada fin de semana. La última muestra de ello la ejemplifica a la perfección una imagen captada por los compañeros de DAZN. El capitán del Celta de Vigo acabó agotadísimo el partido del Villarreal. En el suelo, fundido y casi sin poder hablar con Soto Grado, el moañés vuelve a sentir el alivio de ver prácticamente salvado al club de sus amores.