El PSG ha sido, sin ninguna duda, el gran protagonista de la noche de Champions League. Una noche que prometía ser tranquila, pero que finalmente tuvo de todo tanto en París como en Oporto. Primero llegó lo del Parque de los Príncipes, donde el Manchester United culminó una remontada que pocos se creían a tenor de cómo había sucedido la eliminatoria, tanto en la ida como en la vuelta.
En Old Trafford, el PSG demostró ser muy superior al United y logró un 0-2 que parecía liquidar media eliminatoria. En la vuelta, el equipo de Tuchel controló por completo un partido que se presuponía cómodo, pero que acabó en pesadilla. Regaló dos goles en una primera mitad que acabó 1-2, pero seguía dominando el juego en la segunda. Perdonó, jugó con el resultado... y en el descuento, el VAR concedió un penalti que Rashford no falló. De repente, sin tiempo para reaccionar, un 1-3 que dejaba de nuevo al PSG fuera de la Champions en octavos de final.
Con un entrenador u otro, no consigue el PSG avanzar hacia cuartos de final a pesar de sus multimillonarios fichajes. Este verano terminó de confirmar la llegada de Mbappé apenas un año más tarde de fichar a Neymar, una suma que ronda los 400 millones de euros. No es suficiente, parece ser.
El curso pasado cayó en la misma eliminatoria a pesar de que se adelantó en la ida ante el Real Madrid. Pero lo del curso pasado fue aún peor: logró una gran goleada ante el Barcelona en París (4-0) y, contra todo pronóstico, encajó el sexto gol de la remontada del Barça en el tiempo de descuento en el Camp Nou (6-1).
La de hoy no es más que una nueva pesadilla de un PSG que por más que invierte, no consigue triunfar en Europa.