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Iñigo Martínez, 'Rulo' y la 'roca' de Unai Simón

Unai Simón detiene un penalti ante el Betis (Foto: Kiko Hurtado).
Kuitxi Pérez

Antes de iniciarse el choque del Camp Nou, Marcelino, al ir con todo frente al FC Barcelona, dejaba claro que su intención era asaltar el Coliseo blaugrana veinte años después. Sabía del partido de Copa. De los cuatro días, tan solo, que separaban el 'trámite' de la liga de ese ir a jugarse 'los cuartos' al Villamarin frente al Betis de Pellegrini. Abarcar mucho, tanto, todo. Dar una fantástica imagen ante un equipo plagado de estrellas, que juega bonito, capaz de, como habría de verse en su partido de Los Cármenes, destrozar al Granada. Se sentía en semifinales el cuadro nazari.

Dos a cero goles y el partido casi extinto. Fue entonces que Koeman levantó la tapa de su arca de la alianza. Messi y los suyos se desataron hasta dejar el verde convertido en un reguero de sesos'. Ante 'ese Barcelona' se había jugado. Ante el Real Betis y en Heliopolis, cuatro días después.

El Athletic hace piña antes de comenzar el duelo copero ante el Betis (Foto: Kiko Hurtado).

Ganar, o, al menos, dar una imagen soberbia en Barcelona en noche de domingo. Eliminar al Betis el jueves. Mucho quería abarcar Marcelino. Todo. Se le preguntó acerca de un cansancio venidero. "Tenemos cuatro días para recuperar: tiempo suficiente". La derrota de LaLiga le dejaba a medias su deseo de 'apretar' en los dos eventos. En la 'contra' post-partido, este periodista se despedía con una preocupación inquietante. "Ojalá que las piernas estén frescas, y la mente, lista, cuando, el jueves, los de Pellegrini les exijan a los leones el esfuerzo y 'algo más' que un duelo sin 'vuelta' merece".

Iker Muniain, jugador franquicia del proyecto de Marcelino, no sería de la partida. "Molestias". Una pieza menos para mover en su tablero. Se le exigió hasta el máximo y 'el de la Txantrea' se 'rompió'. Berenguer en su lugar. Lekue por Capa. Vesga en la plaza de Vencedor. Villalibre junto a Rulo a fin de mantener íntegras las prestaciones de ese 'Usain Bolt' al que le dicen 'Iñaki'. Una baja y tres alteraciones aparte, llegó el momento de verificar si esos cuatro días entre liga y Copa era "tiempo suficiente para recuperar" a unos jugadores exigidos al máximo por un Marcelino que quería abarcar mucho y apretarlo todo. El refrán dice que no. ¿Y el partido?

Raúl García festeja su gol al Betis en la Copa (Foto: Kiko Hurtado).

Así que me arrastren por el badajo, he aquí la verdad de lo que vi. De lo que sentí. Me tapo los oídos. Cierro los ojos. Para poder visualizar por dentro el partido que jamás habría deseado. Fue tal el sufrimiento. Me refiero al mío. Sobre el tapete sevillano, el Betis se 'puso a bailar la rumba' dirigido por un Sergio Canales que se desplazaba por el verde con las maneras del mejor Messi.
Balones, a él. Conducía. Se asociaba. Por momentos crecía hasta convertir a los suyos en un equipo gigante.

¿Y el Athletic? No daba crédito. Irreconocible. A merced de un Betis dueño del juego y del partido. Veloz. Ritmo alto. Con el tiempo a su favor. "¡Reacciona, Marcelino!" le pedía a mi entrenador. Incapaz. El tiempo, en su contra. Yo trataba de entender. Y no encontré respuesta sino en el cansancio heredado, en la fatiga adquirida. Pesadas las piernas de los leones. Mente cansada. Qué mala pinta tiene esto, me decía. Porque cuando el físico se lo vendiste al diablo a cambio de robarle el corazón al Barcelona, la química, echada a perder.

Marcelino grita a sus futbolistas en el Real Betis-Athletic de Copa (Foto: Kiko Hurtado).

Pasaba el partido. Pasaba. Cansancio. Fatiga. Deterioro colectivo. El Betis, sin embargo, poliki-poliki, vísteme despacio que no tengo prisa, creyendo en sí mismo, convencido de 'su pase'. ¿Para qué demonios sabía servido la derrota en la 'consulta del dentista'? Derrota allí. Y aquí y ahora, como con los pulmones vacíos y las piernas arrastrando dos bolas de plomo por cabeza.

Cuando Juanmi marcó en las postrimerías, me quedé como aquel que tenía asumido castigo tan doloroso. ¿Había alguien que creyera que la suerte aún no estaba echada? Jakina! Nork eta Iñigo Martinezek. El central de una defensa del todo tarjeteada, cual Alejandro Magno asumiendo galones, se introdujo en el fragor para colocar en el corazón del área un esférico de lujo que 'Rulo', soberbio, al modo de los arietes más laureados que han vestido la zamarra zurigorri, colocó de cabeza allí  donde la base del palo largo descansa. A la prórroga.

La felicidad del Athletic Club en la Copa tras el penalti final de Yuri Berchiche en Sevilla (Foto: Kiko Hurtado).

Y en ella, más de lo mismo. Un Betis fresco. Entero. ¿Cómo puede ser, Marcelino? Un Athletic físicamente disminuido se convierte en un rival del todo vulnerable. Los penaltis. El mal menor. O un bien en el que el Athletic se igualaba al Betis en prestaciones. Era tal mi miedo, que la angustia se apoderó de mí. Por primera vez en toda mi vida, les confieso que manejé un escenario de televisión apagada y el cable de la radio arrancado de su enchufe. No lo hice. Fue entonces que, con un Marcelino dándole la espalda al campo, 'Rulo' marcó 'a lo Panenka'.

Mandy acertó. Williams cumplió. Un Unai Simón soberbio no se dejó vencer. Justo antes de que Morcillo bombardeara la portería de Joel. "Anda, Juanmi, dame el balón", y el bético, convencido de que golear era delito, puso la suerte de la eliminatoria en manos, en piernas, en la cabeza de Yuri Berchiche. El Yuri del Heliodoro López. El de Los Cármenes.

Raúl García lleva seis goles más el de la tanda desde la llegada de Marcelino García.

Era lo justo que su acierto conllevara el pase a semifinales de un Athletic al que Marcelino había agotado por su afán de querer abarcar mucho y apretarlo todo. Mientras escuchaba su rueda de prensa, me dejé llevar lejos, muy lejos. A ese universo paralelo en el que un trovador glosaba su estancia en Lezama.

"Ese hombre que por dichos o por hechos / Es alabado tanto / Se cuide de sí,  se cuide de él solo / Porque  hay un placer perverso en creer / Merecerlo todo... Porque el mismo don que lo levantó / Puede ahogarlo en lodo".

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  1. Eki

    La ilusión no tiene límites hasta el infinito y más allá jotake aurten historikoa izango da