Bizi Ametsa: No es tan fácil de explicar, Athletic

Suele decir Mikel aka @eztabai, más o menos y si no que me corrija, que eso del fútbol no deja de ser unos millonarios contra otros corriendo en calzoncillos detrás de un balón. Él supuestamente pasa pero, no sé si por chincharme o qué dada mi reconocida trayectoria forofogoitia (anda que no tengo posts con la etiqueta Athletic), más de una vez y de dos me manda mensajes sobre el tema, incluso estando yo en San Mamés, de que si tal jugada ha sido fuera de juego o no... (sin saberlo, una de mis fotos de San Mamés en este blog la hizo un amigo suyo ya fallecido).

Lo de pasar del fútbol es algo que yo lo he pensado en más de una ocasión. Sí. Incluso pienso que no tengo ya tanta "pasión". Allá por octubre de 2018 escribía "¿me gusta el fútbol?". Me parece escandaloso toda la ingente cantidad de dinero e intereses que se mueven en torno al mundillo del balompié; me aburre eso de "es LaLiga, no es fútbol", el VAR, los horarios raros, los partidos a diario.

Esto de la pandemia hace que pienses en qué es lo realmente importante, que tampoco se cae el mundo por dejar de acudir en persona al campo de juego ni dejar de seguir los encuentros y resultados. Pero...

Pero llegan días, como el jueves, en que un sentimiento está presente, y no es fácil de explicar si no lo has vivido. Encima, esto de los algoritmos es lo que tiene, te recuerda Google Fotos que hace exactamente doce años celebraste un pase a una final de copa en Pozas tras un partido memorable en la vieja Catedral. Y que alguien que está en esas fotos nos dejó por sorpresa hace casi un año (y que ya tenía reserva en Sevilla para ir a la final de 2020).

Esta vez, aunque en los previos estás con otras personas seguidoras del Athletic y lo comentas, el partido lo ves en casa sin delinquir y con la unidad convivencial (de estos palabros que nos han llegado de un tiempo a esta parte). Pero saltas ante lo que consideras un fallo del árbitro (menos mal que Raúl García metió luego el penalti), casi te das con el techo del salto cuando entra en la portería del equipo rival de carambola el tiro de Berenguer,...

Chocas las palmas en presencial tras el pitido final y lees mensajes y memes de familiares y amigos cuando ha acabado (¡uy el corazón si llega a haber penaltis!), lees tuits y tuiteas un poco. Y esa alegría se junta con el recuerdo de quienes han ido quedando por el camino, en esa lagrimilla...

Leía a Itziar Iriarte en su blog de Deia que el Athletic es una familia (aunque tengo la sensación de que "la paga de los hijos" está por encima de las posibilidades familiares y del entorno cercano, si bien "fuera de casa" la situación es de locura, cierto, pero también hace frío). Tal vez sea un sentimiento, nada más y nada menos. Rojiblanco.

Que se sigue transmitiendo en no pocos casos (suelo decir que no sé si me pasé en la dosis con la hija y el hijo). Quizá porque, como escribiera yo hace unos años, hay futuro, tenemos futuro (La versión original, en euskera, "badugu gerorik"), o, como titulé aquella entrada de 2011, ¿qué es el fútbol sino recuerdos compartidos?

Posdata:

La bandera lleva ya tiempo en el balcón. Se está rompiendo pero se cambiará; el sentimiento seguirá ahí.

¿Llegará a recordarse la trompeta de Asier Villalibre como siempre he oído hablar del bombín de Mr. Pentland?