Estoy asomada en el balcón de mi casa ubicada en pleno corazón de Vitoria-Gasteiz dejando correr el tiempo y la nostalgia. Tengo que confesar que nunca he sido del Athletic Club. Mi bautismo zurigorri fue en la celebración del XXV aniversario de la Peña Oscar de Marcos de la localidad alavesa de Laguardia. Acudí con un amigo. Un día muy feliz, viví in situ el mundo peñista, conocí al presidente Aitor Elizegi, una persona entrañable, y a una legión de amig@s.
Y ese mismo día me hice socia de una peña. Y desde mi terraza, escudriñando en el pasado reciente, los sentimientos y la emoción de aquel día me envuelven y me reconfortan. Allí se gestó mi corazón zurigorri. Qué orgullosa me siento paseando por las calles de Gasteiz con la zamarra de nuestro Club.
Qué felicidad tener dos finales en ciernes, qué explosión de alegría más inmensa mirarme en el espejo de este club sin jugadores foráneos, no queremos cambiar leones por perritos caniches.
Superamos y superaremos todos los obstáculos, pero asumimos las dificultades que emana esta filosofía y que nos llena a todos de orgullo ancestral. En esta simbiosis idílica entre el Athletic y su maravillosa afición.
¡Eskerrik asko Athletic maitia por haberme recibido con los brazos abiertos!
Recuerdo emocionado a los que veréis las finales desde el horizonte rojiblanco, pues el COVID nos los arrebató injustamente. No debe quedarnos un poso de pena pues nos han dado una lección de vida, lucha y fuerza de voluntad. Seguro que San Mamés les premiará con el mejor galardón.
Como viven en nuestro recuerdo estarán siempre con nosotros. Brindis eternos en las dos finales.
Beste barik, besarkada handi bat denontzat.
Tú podías haber sido tranquilamente del Real Madrid o del Albacete...