Potxolo 'Artaburu': el Athletic, la Copa y un viaje a Valencia entre grúas y sorpresas
Hablarle al Athletic Club de la Copa del Rey es como nombrarle las espinacas a Popeye. Produce una reacción energética instantánea como no podía ser menos en un club que durante muchos años fue conocido como el 'Rey de Copas', hasta la llegada al fútbol español de Leo Messi.
Nada menos que 24, sí, 24 títulos del torneo del KO, acumula el conjunto bilbaíno en las vitrinas de su Museo en San Mamés. Hasta la fecha los leones han disputado 39 finales a la espera de disputar la cuadragésima el 4 de abril, con o sin público, en La Cartuja de Sevilla ante nada menos que el eterno rival vasco, la Real Sociedad.
La historia del Athletic con la Copa no se entiende sin muchas anécdotas, que las hubo y hay de todos los colores. Desde la celebérrima frase del 'Brujo', Piru Gaínza, que en 1958 le dijo a Franco en el palco aquello de "Bueno, hasta el año que viene, eh?", pasando por la exhibición de kung fu en la final del 84 en el Santiago Bernabéu ante el Barcelona de Maradona y Schuster.
Una noche, encumbrada por la gabarra y el gol de Endika, y que será recordada por el aguerrido partido disputado, de esos que pasan a la historia. El punto curioso es que el tanto lo marcó un jugador diestro con la zurda a pase de un zurdo, Argote, con la derecha. Ambos juran que es la única vez que esa combinación les salió bien.
La historia de Potxolo el 'Artaburu'
Para palpar lo que se vive en esas finales, que van acompañadas de desplazamientos masivos de athleticzales, nos acercamos a un icónico aficionado de los Leones, Iñaki Irulegi, conocido por todos como Potxolo el 'Artaburu'. Con objeto de conectar con la hinchada más joven vamos a mirar hacia las últimas visitas del Athletic al partido conocido popularmente como la 'fiesta del fútbol'.
"Nos tocaron entradas para la del 2009 en Valencia. En las demás no nos tocaron entradas y nos quedamos mejor a liarla en Bilbao", resume con su habitual carácter hedonista. "De la del 2009 en Mestalla los recuerdos fue que pinchamos dos veces a la ida en la autopista y vino la misma grúa las dos veces, eso sí, la segunda vez tuvo que traer una rueda. El tipo era del Barça pero hicimos buenas migas y echamos buenas risas juntos", rememora.
"Y luego allí en Valencia pues lo típico, llegamos a las seis y media de la mañana y ya andábamos terraceando fumando purazos. Imagínate la gente cómo flipaba. Pero con muy buen rollo. Nos hicimos siete millones de fotos con la gente. Mi hermano estaba desesperado porque era imposible potear conmigo a cuenta de las fotos con la peña (risas)".
Sin duda la televisión tiene mucha fuerza. Además, Potxolo y sus 'artaburus' no son de los que pasan precisamente desapercibidos por las ciudades españolas. Sus camisas llamativas, sus txapelas y delgadez 'asintomática' les delatan. "Yendo por la calle había un taxista parado en un semáforo y le veo que se baja y viene corriendo hacia mí, me abraza y me dice que 'qué gusto verte fumar puros en la tele'. Le regalé uno, casi se va llorando, el taxi parado en medio con una pasajera, todo Dios pitando detrás y este les enseña el puro, se mete en el taxi y como si no hubiera pasado nada se va", relata el seguidor rojiblanco.
Pero claro, una final de Copa es mucho más... "Luego nos juntamos con un par de salesianos de Legazpi que andaban de paso por allí y tras tomarnos un par de txikitos con ellos nos dieron literalmente la bendición con vino". Nada podía salir mal, lástima que los de Guardiola (que acabó manteado) remontaron el inicial gol de Gaizka Toquero, el 'Lehendakari', a la salida de un córner.
"También recuerdo un momento muy surrealista en medio de la 'Bilbo Hiria' (Fan Zone) cuando un conocido nos dio dos 'katxis' llenos de gambas de Huelva y allí en medio estuvimos comiéndonos las gambas. La peña flipaba con nosotros", se deleita como si las estuviera saboreando aún.
La felicitación inesperada
"Después del partido, cuando íbamos hacia el coche, un policía nacional nos llamó. Nosotros, algo preocupados, fuimos y nos dijo que éramos una afición ejemplar, que parecía que habíamos ganado nosotros la Copa y que si se podía sacar una foto con nosotros porque tenía un compañero que era del 'Bilbao'. Accedimos, le dimos un par de pines y emprendimos el viaje de vuelta hacia Bilbao...", nos aclara.
"Lo que pasa que el viaje fue un ir y venir todo seguido, y llegando a casa al amanecer nos quedamos todos sopas literalmente al entrar en Subijana y nos dimos contra el pretil abollando el coche de punta a punta y volvimos a reventar una rueda. Otra vez a llamar al seguro y, según estábamos en el arcén, aún vestidos de rojiblancos, todo Dios nos pitaba animando jajajaja, eso hizo que se nos pasara el disgusto del golpe y las ruedas".